Capítulo 8: Actitudes Sospechosas

202 9 7
                                    


¡Secretos serán revelados!... ¿Podría ser que el oficial Shiratori…? —pensó Conan preocupado, sin notar que alguien a su alrededor lo miraba con desconfianza, Ran.

Ai los observaba pacientemente desde lejos sin decir nada, tratando de idear un plan para no ser descubiertos. De pronto su rostro se iluminó, había notado algo a lo que nadie había prestado atención, ni siquiera su novio, por lo cual salió del salón sin ser vista, excepto por una persona, quien rápidamente la siguió. Unos minutos después ella regresó al salón, luciendo muy nerviosa.

—¿¡Dónde estabas!? ¡me diste un susto! —dijo Conan acercándose a ella, ignorando la expresión de la chica, pues había entrado en pánico al no verla por allí, después de todo, un asesino despiadado estaba suelto por el barco.

—Lo siento, ¿pero acaso tengo que decirte cada vez que voy al baño? —preguntó Ai, cambiando su expresión a una tranquila, en cosa de segundos.

—Está bien, como sea —suspiró Conan, estaba preocupado según su deducción, el criminal seguía allí, así que ella y todos los del barco estaban en peligro, esto y otras cosas más le impidieron darse cuenta que algo raro estaba pasando con su novia.

En eso entran al salón el Inspector Megure y Takagi, quienes habían salido a recabar más información sobre Escorpión, poco tiempo después de que Ai saliera de la habitación.

—No hemos obtenido información más útil que la que Conan-kun nos mencionó. —dijo derrotado el Inspector Megure.

—¡Pero qué sorpresa! —susurró sarcásticamente Ai en el oído de Conan, haciendo que este se estremeciera debido a la repentina cercanía, cosa que se le pasó de inmediato.

—¡Shu…! —la calló este divertido, acercándola más a él gustoso, olvidando el disgusto anterior. —Qué se podía esperar, nadie te gana en la recolección de información. —dijo cariñoso, al parecer era cierto el dicho, el amor hacía tonto hasta al más inteligente, aunque esta vez no sucedería nada malo por ello, de hecho, sería lo contrario.

—Al parecer Escorpión no deja ninguna pista tras realizar sus crímenes, no hay nada seguro de él, ni su edad, ni su género, solo que asesina a sus víctimas disparándoles en el ojo derecho. —escucharon decir Takagi.

—Aunque Escorpión sea el asesino, ¿por qué el anillo de Sagawa-san apareció en la habitación de Nishino? —preguntó pensativo Megure a Kogoro.

—No estoy seguro. —respondió este de la misma forma.

Esto no va bien… con el oficial Shiratori cerca, no puedo usar el dardo somnífero. —pensaba Conan, viendo como este lo miraba oscuramente —¡No tengo opción! —concluyó para sí mismo.

—¡Ne! Nishino-san, ¿usted y Sagawa-san se conocían desde antes? —preguntó Conan infantilmente, haciendo que este murmurara confundido —Anoche, cuando el señor Sagawa lo vio se sorprendió muchísimo. —explicó.

—¿En serio? —respondió Nishino.
—Nishino-san, usted ha viajado por todo el mundo, ¿verdad? —continuó diciendo Conan fingiendo inocencia. —¿Podría haberlo visto en algún otro lugar? 

—Umm… ¡Ah! —exclamó Nishino al acordarse de algo.

—¿Ya conocía al señor Sagawa? —preguntó Megure.

—¡Sí! Fue hace tres años en Asia. —respondió —Ese hombre estaba grabando una niña cuya casa acababa de quemarse. Primero le dije que se detuviera y luego tuve que detenerlo de un golpe.

Y tan tranquilo que parecía… —pensó divertida la rubio-fresa.

—¡Entonces a Sagawa-san no le agradaba el señor Nishino! —dijo Conan aniñadamente, esperando que eso le diera una pista a Kogoro.

El Ultimo Mago del sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora