Kill of the Night [Killugon]

Noche #16

—Freecss, ¿Estás bien?

—No —dejo el bolígrafo a un lado.

«¿Estoy supuesto a preguntarle por qué?» inclinó su cabeza el albino.

—¿P-...

—No estás obligado a preguntar por qué.

—Pues ahora sí te quiero preguntar por qué —se cruzó de brazos.

—Estaba pensando —dejo su cabeza caer hacia atrás en el sofá—. Dime, ¿Qué te ha parecido la superficie?

—Algo aburrida —arqueo una ceja—. Pero supongo que la luz y el aire la hacen mejor.

—Eso —cerro los ojos un momento para proseguir—, Zoldyck, ¿Saldrías conmigo?

—¿Es otra de tus acciones experimentales para estudiar mi "Segunda Fase" como la llamas?

—Algo así, es que... —apartó la mirada hacía el techo algo avergonzado— ahora que ya no soy oficial realmente y mi moral no puede conflictuarse más, bueno... ¿No quieres que te enseñe mejor la superficie?

—¿Me estás usando para desquitarte contra la comisaría? —posó su mejilla sobre su palma viendo al moreno con una sonrisita.

—¡No! —se apresuro a contestar mientras se sentaba correctamente—. O bueno, no lo ví así hasta que lo mencionaste.

—Tú también eres un pésimo mentiroso, Freecss —dejó de sonreír—. He notado que te gusta la idea de hacer todo lo que no deberías, comienzo a creer que eres uno de esos raros adictos a la adrenalina o algo así —Gon rió nerviosamente, ¿Cómo le explicaba que en efecto algo había salido mal con sus nervios craneales?

—No me digas, Sherlock —cerró el cuaderno, no sin antes anotar la fecha del reporte semanal, «22 de Diciembre de 2009»—. Creo que no hay más por hoy.

—Pero es muy temprano —frunció el ceño.

—Sí, bueno... voy a salir —se quedó quieto de repente—. ¿Por qué no vienes conmigo?

—¿A dónde?

—A una fiesta —Killua torció la boca.

—¿Te estás burlando de mí?

—Sabes que no.

—De todas formas, ¿No estás muy viejo para eso?

—Tengo 26, aún soy joven —hizo un puchero—. Además puede que sea divertido, ¿Alguna vez has ido a una fiesta?

—Hmmm, no —recordó todas las veces que los adolescentes que manipulaba le hablaban de esas cosas—. Pero no suena interesante.

—¡Puede serlo! —se levantó para tomar su sudadera—. Si llegamos y no te gusta, nos vamos —sonrió con amabilidad, pero Killua seguía algo indeciso.

—No lo sé —rasco su nuca formando una mueca—. En lugares así se junta la estupidez —Gon rió mientras se acercaba.

—Me gustaría que me acompañaras, tú sabes... no me he sentido bien últimamente —puso esa expresión de cachorrito triste que hizo a Zoldyck negar frenéticamente.

—No me avientes tu chantaje emocional, sabes que no funciona conmigo —el más bajo chasqueo la lengua.

—Lo intenté —suspiro acercándose a la puerta—. Sólo quería que te sintieras normal acá arriba ¿Sabes? Sé que sigues tentado a probar ese tipo de cosas —el ojiazul puso los ojos en blanco—. ¡Dios, Zoldyck! Cede ante mi imagen de mártir y ven conmigo —Killua carcajeó. Apretó los labios pensándolo mejor... ¿Había algo que perder?