Trauma

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Estoy mal, pero se siente muy bien.

Siempre he sido una persona muy confiable, mis amigos me quieren por que saben que siempre pueden confiar en mi, claro hay veces que no he podido mas y he explotado como cualquier persona que hace algo que en principio no deseaba hacer, pero todos saben que si hay alguien disponible para ayudar a quien sea y cuando sea, ahi estoy yo.

Inocencia...

Una de las cosas con las que solían catalogarme era como un niño inocente, puede que alguna vez lo haya sido pero todo eso cambió cuando vi el vhs del señor de los anillos el cual, tiempo después mis padres me explicaron que era una porno.

Ahí, mi inocencia se fue al caño.

Aquello era tan extraño pero me encantaba, cuando el Internet se hizo parte de mi vida no fue difícil comenzar a investigar incluso con la vigilancia de mis padres, poco a poco ese extraño mundo me fascinó, alguna veces era bizarro y otras veces era cautivador, pero lo único que me interesaba era como mi entre pierna se levantaba cada vez que miraba la pantalla.

Me convertí en un pervertido.

Cuando comencé mi adolescencia mi madre me obligó a sacar algunas cosas de mi closet, fue ahí cuando un viejo recuerdo se hizo presente, Marjorine. Ese viejo vestido y peluca me hizo recordar a uno de mis vídeos favoritos donde una chica con un vestido parecido era violada y no sé, la curiosidad me ganó, el problema es que al día de hoy esa curiosidad se volvió parte de mi.

Me llamo Leopold, pero todos me dicen Butters y al día de hoy siguen manteniendo esa misma imagen de mi, esa de un chico inseguro, infantil y sobre todo "servicial" que saben nunca va a cambiar, pero ese es el problema, que yo no soy así, al menos no del todo.

En Internet soy conocido como Marjorine, soy un trapito que le encanta tomarse fotos eróticas como si fuera una chica. Me maquillo, me pongo ropa linda, acondiciono mi cuarto y todo listo, me convierto en algo así como una puta que no puede ser tocada y me encanta, me encanta leer cada comentario morboso hacia mi persona y las miles de cosas que me harían los anónimos de Internet.

Me encanta que me miren.

Desde hace unos años tuve una sospecha sobre mi mismo que no acaba de entender, pero no fue hasta que tuve la oportunidad de tener sexo con mi novia virtual de Canadá que me di cuenta que no me sentía cómodo ahí, me había acostumbrado tanto a percibirme de una manera mas delicada que estar con otra chica me causó una incomodidad latente, ahí en ese momento donde entre en ella y poco después mi erección desapareció, comprendí que era gay.

Si bien no fue fácil aceptar mi confusión tuve la suerte de que en un sitio llenos de anónimos me encontrara con un conocido, Tweek Tweak. Tweek al igual que yo es un chico rubio que mantiene una fachada diferente a lo que realmente somos, un par de adolescentes calenturientos que nos encantaria tener un pene dentro, fue gracias a él y a Barbara Stevens que poco a poco aprendí a aceptar quien era yo mismo y a dejar de pensar que me iba a ir al infierno.

Por que si no aceptaba quien era, el infierno lo viviría durante el resto de mis días.

Es así como luego de aceptarme a mi mismo, acepté mis sentimientos por aquel rubio que a diferencia de Tweek, Bebe y de mi, es capaz de gritar a los cuatro vientos que es un jodido pervertido.

Kenny alias la puta McCormick.

Luego de que dejara de usar su capucha era difícil no mirar su rostro tan varonil y atractivo, sus ojos azules tan seductores, las pocas veces que dejaba ver su cuerpo sentía que me venia sin siquiera haberme tocado primero. Él es el protagonista de todos mis sueños eróticos, siempre que leo nuevos comentarios sexuales imagino que alguno de esos tipos es él y cuando me tomo fotos, fantaseo pensando que es él quien me las toma. Pero a pesar de que no tiene pudor al hablar sobre el sexo y lo sucio que puede llegar a ser, hay un solo problema que me impide tener algo con él.

Todo por una revista gay|BunnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora