XIX

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Narrador omnisciente

Eran alrededor de las cuatro de la mañana cuando la chica se despertó, ya desatada y desnuda con un ardor por todo su cuerpo.

Lloro inaudible para que el chico a su lado no despertara y la atacara de nuevo, se levantó como pudo e inició a buscar su ropa en la obscuridad. Al no encontrar nada solo se puso una chamarra larga, abajo de sus muslos exactamente.

Se colocó unas pequeñas bragas, llorando ya que su intimidad dolía insoportablemente, buscó como pudo su celular y lo tomó del piso. Estaba estrellado pero aún servía.

Se coloca el gorro y sale de aquella habitación desaciendose de poco a poco.

Sus piernas nos resistirían mucho, salió de su casa directamente al parking, abrió la puerta y se metió a este como pudo, no importaba como se acomodara. Su cuerpo dolía como el mismo infierno.

Arrancó del motor y salió de aquel lugar lo antes posible.

Pensaba en donde irse.

Quizá un hotel, pero a Tae no le costaría nada rastrear su ubicación gracias a las tarjetas, fueran las de el o las de su padre e incluso con las de ella el con una mano en la cintura la encontraría.

Un lugar llegó a su mente, si en menos de diez minutos no llegaba a un lugar segurocolapsaria en ese mismo sitio.

Manejo a toda velocidad, las calles estaban desoladas, aún estaba obscuro y no se veía nada.

No pasaron ni cinco minutos cuando la chica llegó a una mansión, saco su celular y dibujo un patrón, con la esperanza de que las rejas se abrieran.

Y así fue.

Aquella chica hubiera llorado en ese mismo instante por la felicidad. Aquel chico tenía la misma seguridad de siempre.
Pero le fue imposible mostrar felicidad, pues su cuerpo estaba mal herido y quemaba completo.

Adrentro el auto en el parking de la mansión y bajo como pudo con el alma y el corazón en las manos.

Por otro lado.

La alarma de un chico sonó asiendo despertar al mencionado.

Alguien había irrumpido en su casa en ese instante, había pasado la seguridad, el chico se levantó de su cama ya que la ventana pegaba vista directa con la entrada.

El chico desde el ventanal de su habitación en el segundo piso, miraba como un porche negro se adentraba a su residencia.

Bajo con calma las escaleras hasta escuchar el timbre de la mansión resonando por toda esta por el silencio.

Al abrir, su vista se topo con algo que nunca hubiera imaginado, una pequeña chica con el pelo castaño que ocultaba su rostro bajo el gorro negro de aquel suéter que llevaba.

Cuando se destapó la cabeza y levantó la mirada, se encontró con varios hematomas repartidos en su cara una mejilla rota e inchada al igual que su labio inferior, del lado izquierdo.

Matrimonio Arreglado Kim Tae Hyung    «Terminada»  (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora