NO SE RASGAR LAS CUERDAS DE UNA GUITARRA

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No sé rasgar las cuerdas de una guitarra, ni sacarle brillo al Arpa.
Tampoco sé hacer gemir la gaita, ni cantarle (afinando) al Alba.
Pero si sé, plasmar en cada palabra, lo que siente mi Alma, unas veces inquieta, otras destrozada, pero siempre enamorada. De la vida, de las flores, de los versos de colores, de secar las lágrimas producidas por temblores, del viento y su locura, de miradas que disparan rayos llenos de ternura, de los besos robados con premura.
Y cuando las dejo salir, una tras otra, empujando por sobrevivir, me pregunto:
¿Estaré a la altura de alcanzar la cordura?

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