1 - "Sutil Esencia Roja"

100 16 0
                                    

Jamás voy a olvidar la primera vez que la vi... Un día que no parecía que fuera diferente a cientos que ya he vivido , dentro del mismo sopor, ese aire pesado de la sucesión de horas que se repiten, una y otra y otra vez...

En ese pequeño 4 x 4, un cuadrado de metal que nos encerró por 4 pisos. Muchas veces quisiera no habernos encontrado en ese ascensor, esos 3 minutos que me perturbaron la mente. Tú, entraste de golpe, con tus cabellos ondulados, tus ojos castaños, todo tu ser era simplemente perfecto... Malditos 180 segundos. Ese aroma que despide tu cuerpo, no es a perfume (no es esa fórmula que te venden, esa mezcla de maderas, flores y cítricos), era el olor, así animal, a una mujer casi salvaje.

Son flashes que se viene a mí, una y otra vez: Ahora acostado, recordándote, sintiéndote en cada centímetro de mi piel, no hay un rincón que no esté bajo la inundación del éxtasis que provocaste en mí. No sé ni quien eres, ni cómo te llamas y si te volveré a ver, aunque ya dominas mi mente, por favor, mujer desconocida, te ruego que no claves soberanía en mi corazón.

Ese olor, maldito, maldito olor me sigue en cada parte de mi casa... ¡Basta! ¡Ya no lo aguanto más!. Huir, huir, escapar de él. ¡BASTA! , ya no puedo respirar, huir, huir a la calle, no hay un lugar en dónde no te huela... Corro hacía la puerta y en vez de mermar, el olor se hace más y más fuerte. Tomé el picaportes y veo una sombra que sea deambula por el pasillo de la calle, tengo que escapar ya no puedo respirar, es demasiado fuerte, se mete en cada rendija, cada grieta de la casa. Llaman a la puerta... la segunda vez que te vi.

Cuando te vi parada frente mío, aún no daba crédito si era o no verdad. Sólo nos separaba unos pasos y en medio la puerta entre abierta, pude al fin ver, tu belleza por completo (antes no la mire en detalle por estar perdido en su aroma). Tu delicado rostro, tus ojos, tus exuberantes pechos, tu figura delgada y sensual, que encajaba perfectamente en ese pequeño vestido rojo que dejaba ver todos tus atributos. Todo lo que había imaginado era exaltado por tu aroma que me hacía perder completamente la cordura (si es que ese día la había tenido). Ahí estaba parado frente a ti estupefacto, no sé ni cuánto tiempo pasó mientras la contemplaba absorto en mí mismo.

—¡Buenas noches! —me saludo, mientras me sonreía.
—¡Hola... estoy aquí! —Agito su mano para despertarme del trance en el que me hallaba - Si me escuchas, ¿podrías prestarme una caja de herramientas? Supongo que debes tener alguna – y me volvió a sonreír.
—Perdón me presento, me acabo de mudar al departamento de al lado y olvide mis llaves en la casa de mis padres- murmurabas con tu encantadora voz.
—Claro, será un placer —te conteste tartamudeando... (¿estaba despierto o soñaba?). y haciendo un gesto con la mano, te invité a pasar.

A medida que entrabas, pasabas la barrera que nos separaba, en cada paso dejaba caer su aroma y ya no podía sentir nada más que eso. Sin embargo, tus pasos se vieron obstruidos al enredarse con uno de tus tacos con mi gruesa alfombra. Tropezaste y caíste, al instante y sin pensarlo siquiera me tiré para así evitar tu caída. Para mi tortura y placer acabé tropezando también, cayendo sobre ti… ese momento fue quizás el más vergonzoso y pero a la vez el más atrevido de mi vida. Mi cuerpo estaba arriba del tuyo, rozando tus piernas con las mías, tu cuello en mi cara me hizo perder la poca razón que me quedaba.
Definitivamente ya no era yo, fui poseído por el demonio de la lujuria por lo cual, mi boca y mis manos comenzaron a moverse sin que tuviera ninguna voluntad. Mi lengua comenzó a deslizarse por tu cuello y mis manos a tocar tu delicado cuerpo, parecías haber caído ante una bestia que te devoraba poco a poco…

—¿Qué haces? —exclamó con preocupación mientras yo mordía su cuello
—Ahí no, ¡por favor! , ahí no —Y fue la última palabra que salió de tu boca. Ambos nos entregamos al placer, mientras nuestros gemidos se fundían en uno solo. Tus manos dejaron de mostrar resistencia y los movimientos que antes intentaban alejarme ahora parecían no soltarme, ahora no sabía quién era la víctima y quien el victimario, te quedaste atrapada en mi cuerpo.

¿Era el delirio de mi locura?, ¿Será verdad que podré poseer a esta misteriosa mujer?, ¿O finalmente mi propio éxtasis terminó por enloquecerme?

Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora