Amando a Sebastian (Lazos de Almas 1.5)

Capítulo 2.

—¿Papá? —Jason tocó suavemente a la puerta y entró, junto a Nick, haciendo que Erick se enderezara y guardara la fotografía.

—¿Qué sucede, chicos? —Erick los miró, dándole una débil sonrisa que no llegó a sus ojos.

Jason sonrió con melancolía, y miró a su hermano por el rabillo del ojo, pero no dijo nada, al notar cuán abatido se veía su padre—No necesitas esconder la foto, todos sabemos que la guardas ahí.

—¿Quienes son “todos”? —Erick arqueó una ceja.

—Bueno, pues… todos —Jason se encogió de hombros, y Nick asintió—un día, mientras buscaba unas hojas para dibujar, antes de que Nick usara todas las paredes como lienzos de arte, abrí el cajón y la vi. Afortunadamente, él era pequeño para entender lo importante del hallazgo, pero yo me sentí triste al verlos tan malditamente destrozados —dijo, haciendo una mueca de dolor, y frotando el lado izquierdo de su pecho, sobre su corazón.

Al mirar a sus hijos, Erick suspiró, sabiendo que Jason tenía razón, y que debía dejar de ocultar -pobremente- sus sentimientos hacia Sebastian. Incorporándose en la silla, tomó la botella de whiskey y sirvió otro trago, que sostuvo entre sus dedos, pensando en el pasado.

—Recuerdo que el día que te trajimos del hospital, Sebastian estaba tan contento y ansioso por conocerte —Erick sonrió un poco, mirando a Jason—ayudó mucho a tu madre, que no tenía ni idea de qué hacer contigo.

⏳⏳⏳⏳⏳

—¿Todo bien por aquí? —Sebastian preguntó, al mirar la expresión de angustia en el rostro de Sophia.

—No sé qué estoy haciendo mal —ella respondió, nerviosa— ya le he cambiado el pañal y lo alimenté hace una hora. ¿Por qué sigue tan inquieto? —preguntó, asomándose sobre la cuna del bebé.

—¿Ya probó sacarle los gases? —Sebastian preguntó, alzando al pequeño con cuidado—algunos niños sufren de cólicos después de comer, la manera de solucionarlo, es dándole suaves percusiones en la espalda, de esta manera —dijo, poniendo a Jason en el pecho de Sophia, y tomando su mano—¿Me permite mostrarle?

—Sí, por supuesto —Sophia asintió varias veces, lista para aprender.

Segundos después, Sebastian guió la mano de Sophia a la espalda del bebé y frotó en círculos primero, antes de ahuecar la palma y dar un par de golpecitos, y no tardaron en escuchar un diminuto erupto, que hizo sonreír a Sophia.

—Oh, eso fue grande, para un niñito tan pequeño como tú —dijo, arrullándolo con cariño.

—Otra razón de esa inquietud, podría ser que se siente temeroso de estar solo en la cuna, así que puede solucionarlo, envolviendo su cuerpo apretadamente, haciendo una especie de bolita, aunque no tan ajustada, sólo lo suficiente para que él se sienta más seguro al tener algo frenando los movimientos erráticos de su cuerpo. Si está con él, y ve que frota sus ojos constantemente, es señal de que tiene sueño, pero es un poco terco para irse a dormir, así que en ese caso, lo mejor es alzarlo y mecerlo suavemente, y si quiere, puede cantarle o murmurarle alguna melodía, él se gestó escuchando su voz, así que eso también deberá ayudarle a calmarse. Hay otras cosas que puede aprender, pero se las mostraré poco a poco, mientras este jovencito vaya creciendo, y mostrando su personalidad.

—¿Cómo sabes tanto sobre bebés? —Sophia lo miró, con curiosidad.

—Es parte de mi entrenamiento, señora —él le sonrió— si voy a ser su mayordomo, necesito saber un poco de todo, en especial ahora que tienen un hijo.