Protegerte humano es mi perdición

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Su respiración era agitada, se le dificultaba soltar alguna palabra. Cerro los ojos y se dejó llevar, no era la primera vez y tampoco sería la última. Iruma estaba consciente de que esto ya era rutina, pero muy en el fondo le agradaba, lo disfrutaba por que estaba con la persona que confía

– No puedo hacerlo – mencionó con voz entre cortada

– Vamos – motivo – si no quisiera, no estuviera aquí – le dijo sonriente

Este se sonrojo, y siguió haciéndolo hasta que sus piernas no respondieron y cayó al instante. Asmodeus corrió a su ayuda con preocupación

– Lo siento Iruma-sama no quise presionarlo – le ayudó a levantarse – solo quería que tuviera más condición para su próxima prueba

– No te preocupes Azz-kun – negó – yo quise esto, y debo terminarlo – sonrió gentilmente

Azz se sonrojo levemente cada vez que su pequeño azul le sonreía, estaba consiente de que estaba enamorado de él, pero no tenía valor suficiente para decirlo. Además se sentía celoso cuando las demás demonios querían algo con él, incluyendo a su compañera Clara

– Haré esta última vuelta para ir a casa – le dijo empezando a correr de nuevo

– ¡Usted puede Iruma-sama! – exclamó motivandolo

Cuando terminaron de entrenar el peli rosa acompaño a su amigo hasta su casa

– Lo hizo muy bien – elogió con admiración

– No creo que sea para tanto – soltó una risa – pero fue gracias a ti azz-kun, sin tí no soy nadie

– Iruma-sama... – dijo nervioso bajando la mirada

Cuando llegaron ambos se despidieron, para reencontrarse hasta el día siguiente. El peli rosa sacó sus alas para dirigirse hasta su casa con una sonrisa en su rostro

– Pronto tendré la oportunidad de decirle todo lo que siento por él, es difícil estar cerca suyo y mantener mi lujuria calmada. Se que llegará el momento