El vuelo de regreso después de cada caso solía ser relajado y tranquilo. A veces con la tristeza de no haber podido salvar a una última víctima, pero casi siempre con el alivio de haber atrapado a su verdugo. Ésta no era una ocasión diferente, un poco mejor en realidad, puesto que habían conseguido liberar a dos niñas del sudes que las tenía secuestradas. Tal vez por eso, se respiraba un ambiente un poco más distendido de lo habitual.
Derek comprobó la hora en su reloj. Calculó que tardarían alrededor de una hora en llegar, - aún de día- por lo que quizás le daría tiempo a echar un vistazo más profundo a su última adquisición: Una casa de estilo victoriano, situada en las afueras. Había tenido que pujar duramente por ella, pero estaba seguro de que con una buena restauración, podría ponerla a la venta en no demasiado tiempo. En su visita inicial ya había identificado los principales problemas de la vivienda, que básicamente consistían en la necesidad de adaptar fontanería y electricidad a la nueva normativa. Lo principal, la estructura del edificio, estaba en perfecto estado y además la división interna tampoco necesitaría cambio alguno. Tenía dos plantas, y todas las habitaciones constaban de gran amplitud. En la planta baja, una cocina, un aseo, un despacho, una zona de comedor y un salón que daba hacia un jardín imponente. En la planta alta, tres dormitorios, todos ellos con baño. Además, contaba con sótano con acceso independiente, en el que se había guardado la mayor parte del mobiliario, casi todo piezas antiguas; y un desván al que se accedía por una escalera al fondo de la segunda planta, y que hasta ahora había sido un misterio puesto que su puerta estaba cerrada y aún no había tenido tiempo de buscar la llave.
- ¡Derek!
La voz de J.J. frente a él, llamando su atención, lo devolvió a la realidad. Por la forma divertida en que Reid y Emily lo observaban, se dio cuenta de que su nivel de distracción era mayor del que había creído. Reid estaba barajando un mazo de cartas, así que asumió que en algún momento habían decidido jugar al póquer.
- ¿En qué estás tan absorto?- Lo interrogó Reid, sentado a su lado- Te hemos preguntado dos veces si quieres jugar...
La expresión de desconcierto del aludido provocó las risas de las dos mujeres. Hotch y Rossi, enfrascados en su propia conversación, unos asientos más atrás, les dirigieron una mirada fugaz y siguieron con sus asuntos.
- Sí, claro... Cualquier cosa para matar el tiempo...- Aceptó Morgan acomodándose en el sillón.
Reid comenzó a repartir las cartas con aquella destreza que sólo estaba a la altura de la de Emily, que era la única capaz de ganarle. Estaba claro que J.J. y Morgan sólo jugaban por diversión, puesto que con semejantes oponentes no tenían ninguna oportunidad.
Cada uno de los agentes comprobó sus cartas, tratando que sus expresiones no los delataran, cosa que era más sencillo para ellos, expertos en elaborar perfiles, que para el resto de los mortales. Por supuesto, Reid tenía la ventaja de que era capaz de memorizar las cartas y hacer un cálculo probabilístico de las que cada uno podía tener. Sin embargo, eso no significaba necesariamente que siempre resultara vencedor. Emily, tenía algo que él no tenía y que la convertía en una peligrosa adversaria. Tenía algo, sí. Pero nadie sabía lo que era más allá de un don natural inexplicable. Simplemente ganaba.
- No has respondido- Señaló entonces Emily. Derek frunció el ceño sin comprender. Tardó un poco en rebobinar la conversación hasta recordar a qué se refería.
- Quería pasar esta tarde a inspeccionar de nuevo la casa que he comprado... Me gustaría comenzar las obras cuanto antes.
- Oh... Creía que ya habías comenzado- Se sorprendió J.J.
Todos estaban al tanto de la afición de Morgan por la restauración, y también sabían que había adquirido recientemente una nueva propiedad, pero de eso ya hacía un par de semanas. Por norma general, Derek no solía tardar demasiado en empezar a tirar paredes.
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CIMIENTOS
Fanfiction"- Les devuelves su alma...- Dijo Emily repentinamente- Es increíble lo que haces...- Añadió con una sonrisa cómplice- Tomas algo que nadie quiere... Unos muros donde cada grieta no es más que un reflejo de la más profunda soledad y lo conviertes en...