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005. Un recuerdo
de antes del desastre
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—¡Constelaciones y cometas! ¡Esto es fantástico! —exclamó el pequeño de nueve años al ver a través del ventanal todas aquellas máquinas cuya labor era producir juguetes

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—¡Constelaciones y cometas! ¡Esto es fantástico! —exclamó el pequeño de nueve años al ver a través del ventanal todas aquellas máquinas cuya labor era producir juguetes.

Su cabello era oscuro como un grano de café y sus ojos redondos y verdes como las hojas de los árboles en primavera. Su nariz y parte de sus pómulos estaban salpicados por pequeñas pecas que lo hacían lucir adorable a los ojos de cualquiera. Aquella mañana se había puesto sus mejores tenis, el pantalón de mezclilla más limpio que tenía y una camisa de manga larga que le daba un toque elegante porque la ocasión lo ameritaba.

—Sabía que te gustaría. —dijo con orgullo su padre, Adrià, un hombre alto y rubio, bien parecido y de cuerpo atlético a pesar de los años; lo tomó por los hombros y lo acercó a sí en un abrazo— ¿Te digo la mejor parte? —Por un momento bajo la vista, encontrándose así con los asombrados ojos verdes de su hijo. Rodney asintió y el mayor se puso de cunclillas para estar a su altura, luego señaló al frente con su brazo.— De todo esto puedes elegir el peluche que más te guste.

Inevitablemente, una enorme sonrisa apareció en el rostro del castaño, su padre tenía que estar de buenas como para ofrecerle algo así.

—¿El que yo quiera? —preguntó aún sin creerlo.

—Sí, el qué tú quieras. —Adrià le sonrió, tocandole por un segundo la punta de la nariz en un gesto cariñoso, haciendolo reír.

El hombre de melena rubia desvío ligeramente la mirada del rostro de su hijo a lo que se encontraba entre sus pequeños brazos: una muñeca.

UNA MUÑECA.

¡Faltaba más!

¡Cómo si ver esa serie para niñas no fuese suficiente!

Por un segundo, un ínfimo segundo, esa sonrisa se convirtió en mueca. Y para la suerte del adulto, el niño no pudo notarla, pero su juguete sí.

𝗜𝗻𝗼𝗰𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗥𝗲𝗱𝗮𝗺𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮			 	⎧ ୧ ⋅ 🛸 ..⃗. uglydolls ꒱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora