Prologo

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“Infinito como las estrellas del cielo

Nuestro amor por ti es duradero”

De colores anaranjados y rojos se adornaba el cielo, el sol despidiéndose tras

las orillas del mundo, mientras daba sus últimas luces al castillo sobre la colina.
Una gran despedida daba el sol y dentro de la recamara que daba a la terraza

con la vista más bella, tres hombres se encontraban platicando mientras

esperaban al cuarto anfitrión.
— Muy bonito minseok, en verdad muy bonito. — un castaño de buena cuna y
encanto atractivo sostenía una caja de plata pura leyendo su inscripción una y
otra vez encariñado con la frase.

En realidad era un estuche y adentro sabía, se hallaba reposando una varita aun más hermosa, en espera de que su futuro dueño sea digno de obtenerla. Para un

Park jimin, quien era difícil de impresionar (pregúntenselo a su
marido) se quedó enamorado del singular obsequio. Estaba pensando

seriamente en hacer un puchero a su marido y padre de su hijo para obtener un

presente igual de bonito, pero un rubio de porte digno de su realeza y fastidio

distinguible le corto su plan.
— ¿Es en serio Jimin? — el hombre lo miraba fastidiado y absteniéndose de

decir alguna de sus tonterías. Que namjoon no estuviera presente no significaba que no temiese si ofendía a su pequeño consorte — Esperemos que cuando crezca, a mi hijo de verdad le siga gustando.

— ¡Oh, cállate Suho! — el nombrado rodo los ojos exasperado mientras recibía

el leve golpe de su compañero y amor, su castañito de ojos miel. Un castañito
de ojos miel verdaderamente ofendido

— ¡Es tradición familiar que yo le escoja
el regalo a mi hija o doncel! ¡Tú se lo escogiste a mi Suzy solo porque nació primero!

— Suzy es mi heredera y por lo tanto, mi derecho. — No, el rostro de museok
no cambio y Jimin soltaba risitas apenas contenidas. Suho sabias que estaba

en verdaderos problemas pero frente a Park no quería admitir nada —Adamas…

— Suho, mejor cállate porque contra él nunca ganas. — las puertas se abrieron

con rapidez por los guardias, un elegante hombre alto y de buena vista entro

con toda el aura que lo caracterizaba como lo que era: Rey.
El matrimonio rubio hizo una reverenciar con formalidad, el castaño hizo ademan

de inclinarse como su educación le dictaba pero como siempre, su esposo y rey le tomaba del mentón y sonreía un micro momento. Siempre han sido esos
detalles que mantenían a Jimin enamorado.

Cuando namjoon regreso el saludo como debía ante otro monarca, todos tomaron

asiento y las formalidades se esfumaron.

Eran amigos dentro de una sola
habitación, ¿a quién coños le importaba las reglas de etiqueta?

—Nam, quiero un hijo doncel o una hija. — Jimin hablo tan emocionado y con
rapidez como un niño. El azabache de ojos verdes simplemente elevo una ceja y

miro a sus amigos frente a él buscando una explicación.

Que observará la caja que Jimin tenía en manos y sabiendo que ese era el

la torre (Taejin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora