Parte sin título 3

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                                                🍃    ODio a primera vista 🍃



Jin camino y camino, máximo por treinta minutos por el túnel  que paso después de

abrir la puerta negra de su, ahora descubierto, cámara secreta. Estaba vacía y perdida en el polvo, pero gracias a los fundadores ninguna criatura extraña o venenosa, si quiera

un ratón, se les había cruzado en el camino. Al final del largo pasillo encontró otras escaleras de caracol de pura piedra y una luz

proveniente de alguna abertura, seguro la salida. Jin las subió con más rapidez que cuando bajo y justo en el penúltimo escalón se dio de topes con una puerta de roca sólida, la cual dedujo muy fácil para abrir.

¿Pero se podía ser tan fácil ser libre?

Tan cerca del mundo externo, algo que seguro lo superaba. Pero no había marcha atrás, ¿o sí? Tan fácil sería dar la vuelta y regresar a la seguridad de su torre. Mentira si estaba seguro. Verdad de tener miedo al salir.

Y sí... ¡No! Debo hacerlo.

No evito elevar su mano para cubrirse de la fuerte luz del sol ni arrugar un poco su cara ante el calor, ni arrugar la nariz cuando la brisa del aire fresco le llego a sus fosas nasales o el escalofrió que le cruzo su por la espalda cuando dio los primeros pasos fuera del límite de la puerta. Y se sintió libre por primera vez.

Los sonidos, los olores y deferentes colores de pronto lo marearon por esa sensación tan extraña que palpaba desde su vientre hasta el temblor de sus labios.

— ¿Jin? ¿Jin , estas bien? — la pequeña zorrita preocupada por el repentino silencio, se estiro todo lo que pudo para que sus patitas delanteras tocasen las rodillas

del nuevo viajero.Este bajo su mirada hacia ella y no pudo más que mostrar su sonrisa. Al fin se sentía tan vivo, y la prueba de ello no era su sonrisa, si no todo el remolino de emociones y sentimientos que sentía dentro de sí mismo. Dentro de su alma. El hada solo sonrió para sus adentros y le aventó una mirada traviesa a su querido amigo,

para solo echar a correr por todo el sendero de la colina verde donde estaban parados. Jin soltó una carcajada desde el corazón y siguió a la zorrita veloz. Corrió, rodo, se cayó y volvió a correr. Porque era tan simple hacerlo, porque se sentía

recién nacido ahí recostado en el césped bajo la colina sobre la que había llegado. Sí, eso era tan vivo

— ¡Buenos días joven! — volteo su mirada a la voz que lo llamaba y por un pequeño espanto que se llevó se sentó como resorte, pero pronto se dio cuenta que trataba de un

hombre mayor de curioso rostro y cabello pelirrojo, montando un caballo — ¿Jugando

mientras trabaja?

Jin no sabía exactamente cómo reaccionar ante otra persona, pero si las clases de comportamiento y etiqueta servían de algo, era momento de demostrarlo. Además del

hecho de que era observado por varios ojos aparte del hombre, y una de esas miradas le

causaba escalofríos

— Buenos días, Señor. — dio una leve inclinación que fue igual correspondida con una

sonrisa. Le pareció tan amigable que no evito volver a sonreír ¡Al fin hablaba normalmente con una persona! — No soy de por aquí, solo de visita. Entre los que jin supuso eran sirvientes y trabajadores, se pusieron a cuchillear y no

la torre (Taejin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora