«Piedras en el camino».
1
—¡Buenos días, Nii-chan!
A Natsu le pareció haber sido golpeado por el pie de un ángel, un ángel que bajaba del cielo con todo su resplandor de fe y bondad y cuyo propósito para estar allí era mandarlo al infierno de una patada por mirar Hentais tan sucios como los que veía.
Se revolvió con incomodidad sobre su cama y giró al costado contrario para no tener que seguir siendo el receptor de todos los rayos ultravioletas que, al igual que un grupo de marginados universitario que estaban desesperados por perder su virginidad, se metían sin invitación a su habitación.
—Levántate —ordenó la voz femenina. Su dueña, hace solo unos momentos antes, había sido la culpable de que ahora hubiera halos luminosos esparcidos por toda su habitación.
—Lo haré... Eventualmente —fue vago en su respuesta, al igual que lo era en casi todo lo que hacía.
La chica, una hermosa y voluptuosa joven de cabello negro y ojos del mismo color, infló sus mejillas con molestia. Dirigió su mirada con el ceño fruncido hacia donde su perezoso hermano menor seguía resistiendo.
—Vamos, no tenemos tiempo para esto —declaró. Lanzó por los aires todas las sábanas, dejando a su hermano sin armas para defenderse.
—Ugh... —expresó disgustado.
Natsu sabía que había perdido. Lo sabía incluso antes de comenzar a pelear. Siguió arrojando gruñidos molestos incluso después de sentarse en el borde de su cama. Se pasó una mano entre la cabellera rosada a la vez que resoplaba, fastidiado.
—No pongas esa cara —dijo la hermana mayor de Natsu con voz afable, tratando de animar al chico. Cuando Natsu levantó la mirada, se encontró con dos grandes razones para no estar irritado. Dos razones muy grandes—. ¡Hoy será un día maravilloso!
—Para alguien en Europa, no para mí —rebatió sin apartar la vista.
La chica formó una mueca disgustada en su rostro. Pero dicha mueca pasó a mejor vida, dándole paso a una expresión radiante.
La hermana mayor de Natsu se irguió. Acto seguido, se sentó sobre el regazo de su querido hermano menor y rodeó su cuello con sus brazos.
Natsu se sonrojó ante las acciones de su hermana mayor. Podía sentir sus pechos apegados contra su pecho. Lanzó un suspiro cuando, del modo más intencionado jamás visto sobre la faz de la tierra, su Nee-chan hizo un movimiento de su entrepierna. Creó una fricción entre sus intimidades a la vez que se acomodaba mejor en su "asiento". No ayudaba en absoluto la falda que llevaba, la cual dejaba a su fina ropa interior, de un color desconocido, la labor de separar sus partes íntimas.Fue una labor que no logró cumplir ni en lo más mínimo.
—O-Oye... —intentó no caer en sus encantos. De verdad lo intentó. Pero ella era mucho más fuerte.
—Si te portas bien —comenzó a decir cerca de su oído. Los pechos se apegaron todavía más contra su pecho, provocando una pronta reacción—, tu amada Nee-chan hará muchas cosas pervertidas contigo.
La sonrisa que esbozó la chica Dragneel cerró el trato. Supo al instante que tenía a su hermano menor comiendo de la palma de su mano. Incluso podía sentirlo.
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Natsu-sama
FanfictionAún que usted no lo sepa, o no le guste, usted le pertenece a Juvia, Natsu-sama.