Al otro lado del puente

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Agitando sus pasos, hoy 30 de Mayo Eva recuerda
que al cruzar el puente se encontrará con su salvación...
Sin parar de caminar, viene a la reminiscencia de Eva su madre, recordándole cada vez que visitaban la Ciudad de New York
– Si nos perdemos busca "La niña sin miedo" ahí nos encontraremos –
Lo primero que le vino a la mente fue el punto de encuentro que le reforzó su madre si se perdía con la multitud de la Ciudad.
Eva sabía que al cruzar el puente que podía ver desde dónde estaba, manifestando su gran estructura blanca entre los árboles y las casas, llegaría a dónde estaba "La niña sin miedo" esperándola con su familia.

En poco tiempo Eva ya estaba al otro del puente, había llegado a Washington High caminando

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En poco tiempo Eva ya estaba al otro del puente, había llegado a Washington High caminando.
Recordó también que al subir al metro de New York habían mapas, siempre los miraba de forma detallada y seguía las líneas desde el punto que señala "Usted está aquí".
Entonces su meta más corta era encontrar el metro, con la estación más cercana a ella y de esa manera poder avanzar.
Había llegado lejos, Eva iba firme no parecía una niña asustada.
Un plan definido asusta menos, que buscar el camino con la ausencia de un plan.
Eva no se atrevía cruzar mirada con nadie, sus padres siempre le dijeron que hablar con desconocidos estaba prohibido, así que andaba ignorando al mundo, o mejor dicho... el poco mundo que no estaba dentro de sus casas, guardando la distancia, y el silencio, con las sonrisas ocultas.
Se hizo invisible ante la duda de cualquiera, a cuenta gotas se veían algunas personas, pero nadie se acercaba, en el metro podemos ver cualquier cosa, pero  jamás niños solos ¿Ó acaso nos hemos dado cuenta?.

Eva fuerte de temple y de ojos grandes, con mirada enfocada en el pensamiento de seguir en búsqueda de "La niña sin miedo", está frente a un enredado mapa en el metro cubierto por un acrílico rayado, que devela muy bien para su corta edad gracias a la costumbre de analizar con su padre estos mapas cada vez que venían de visita a NYC.
La inmortalidad de una conversación con su padre de descifrar el laberinto del metro ayudó a Eva a recordar la ubicación de Wall Street.
Ahora entiende que debe ir hacia el sur de Manhattan tomando el metro "A" de la línea azul, desde dónde se encuentra en la estación 175 St.

Abrió la puerta del metro y cómo teletransportador en minutos Eva desaparece del radio dónde se encuentra su familia y los abuelos. 
Sentada al final del vagón sin perder de vista un nuevo mapa, hace seguimiento a cada estación. En sus pies puede sentir el intenso vibrar del tren sobre los rieles.
Eva se concentra en los flashes blancos repetitivos que la velocidad le va regalando a su vista durante el viaje, sin pestañar los observa, regresando la mirada al mapa que le dirá por dónde va su travesía de forma esporádica
Cómo los flashes...
Cómo los recuerdos del abuelo Ben a la vida...
Al amor...
A Eva... que pronto olvidará para siempre.

Quitando la mirada de la seguidilla de luces del túnel, Eva dirige la mirada nuevamente al mapa pero se encuentra con el rostro de una señora que le extiende la mano con un cubreboca nuevo en su empaque, sobre sus hombros lleva dos ratas grises, la señora Suzy vive en el metro, su sueño de ser cantante de Ópera se vió frustrado el día que perdió la voz temporalmente y faltó a la audición más importante de su carrera, ella canta cómo Ángeles en el subterráneo, las personas que lo transitaban le daban limosnas, así iba viviendo el día a día, de estación en estación, de historia en historia.
Las ratas son sus compañeras de vida, por vergüenza al fracaso nunca más volvió a su país, y nunca más supo de su familia.

Suzy ha visto todo lo que ha ocasionado la pandemia, muchos de sus amigos de la calle no los ha vuelto a ver y no sabe de ellos, se los llevaron enfermos y nunca más regresaron.

– Debes usar esto para que no te lleven –  le dice Suzy.
Eva entendiendo se coloca el cubreboca.
– ¿Tienes hambre? – le pregunta Suzy, ofreciéndole un pan envuelto que Eva devora muy rápido con el cubreboca bajo su barbilla.
Suzy canta, afuera las luces blancas del túnel que entran por las ventanas cuadradas de vidrio y debajo de sus pies la fuerza del andar sobre los rieles.

Podemos ver al final del vagón a Eva y a Suzy, sentada una frente a la otra.
Comienza a llenarse el tren de personas, los mismos que lo frecuentaban para ir al trabajo, al colegio, a la universidad cada día... y han muerto.
Solo Suzy puede verlos...
– Las almas de los que se han ido están aquí, seguirán entre nosotros, aunque algunos no puedan verlas, seguirán aquí, viajando en el Metro de NYC –
Le dice Suzy a Eva...

Continúa...

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