El Dolor

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Conforme pasaban los minutos con aquella señorita, con voz preocupante y alarmante me di cuenta que me encontraba casi en la misma situación de las personas que recibieron la noticia que alguien de su familia se encontraba muerto, en mi caso me encontraba con mi hermano Manuel, que estaba presente en aquel tiroteo y estaba herido de gravedad; no supe cómo actuar apenas me encontraba a la edad de diez y seis años donde apenas me puedo hacer responsable de mis actos, no sabía qué hacer ante la situación que me ponían establecida en aquella llamada; las últimas palabras que podía escuchar fueron:

—Necesitamos que venga urgentemente para que nos de la confirmación de la cirugía o si no su familiar no sobrevivirá la noche.

Me quede sin respiración al saber que mi hermano necesitaba una cirugía o perdería la vida, llego a mi mente momentos con él de niños, como se molestaba por agarrar su serial favorito y cuando me enseñó a andar en bicicleta, sabía que no tenía medio para comunicarme con mamá, la única opción que tenía era mi padre ya hacía varios meses de no hablar con él pero eso no me impidió no hablarle, la vida de mi hermano estaba en juego; le marque tres veces y no contestaba tenía miedo a que me quedara sola en la situación, sabía que no me iban a tomar en cuenta porque no era mayor de edad me encontraba sumamente desconsolada por dentro pero no debía de derrumbarme en ese momento; ya había pasado media hora de aquella llamada me encontraba en camino al hospital pero simplemente me dejaba en buzón el teléfono de mi papá; decidí intentarlo nuevamente esta vez contesto, al escuchar su voz se encontraba un tono de vergüenza, tal vez sabía que había hecho un mal al no llamarnos todo este tiempo, de algún modo si había dejado un hueco de soledad el cual decidí pasar por alto en aquel momento.

—Hola —, le dije entre sollozos.

—¿Qué paso mi amor? —me contesto con una voz de vergüenza y preocupación.

—Manuel se encuentra en el hospital, su estado es gravedad, fue provocada por una bala necesitan tu consentimiento para hacerle una cirugía si esta no se realiza es muy posible que se muera— comente casi estallando en llanto.

Se escucha un pequeño silencio.

—Tranquila mi niña, pásame la dirección del hospital y nos encontramos allá en menos de diez minutos. – me contesto con voz de preocupación.

En ese instante me sentí más tranquila sabía que a pesar de todas las cosas el jamás dejaría de ser mi papá ni yo su hija al igual que mi hermano Manuel; al llegar lo espere en la puerta principal del hospital observe el reloj y los diez minutos ya habían pasado otra vez la ansiedad me dominaba contemplando la hora de llamada de aquella señorita desconocida, después de cinco minutos de espera llego mi padre, preguntamos los dos por el estado de mi hermano, nos recibió una enfermera de unos treinta años, con un gesto amigable, un poco llenita y con ojos café claros cuando nos dijeron que había perdido mucha sangre sentí que mi hermano nos dejaba lentamente y me pregunte ¿Este es acaso el dolor de la realidad? .

Es devastador ver a las personas que más quieres alejándose de ti, a veces solo ocurre sin darnos cuentas y otras por simple destino; sabía que estaba perdiendo a mi hermano al igual cuando tomamos agua entre nuestras manos y aunque hagamos lo posible de mantenerla simplemente se va.

La vida no perdura para siempre, es muy sencillo decir que el siguiente día va ser como cualquier otro o decir nos vemos al día siguiente; es una decepción muy grande que el día que esperamos nunca llega; hoy en mañana me encontraba ajena a lo que podía pasar en mi día estaba segura que volvería ver a mi hermano a la hora de comida y lo vería llegar en la noche o a veces en la madrugada, pero me equivoque la persona que lo sustituía era mi padre que en este momento habla con mi mamá para decirle como se encontraban los hechos del desafortunado accidente; veo pasar a la gente como si estuviera en cámara lenta y a la vez no escucho nada, es ahí donde ese instante tus emociones se adueñan por completo de todo tu ser, te consumen sin dejar rastro lo que eres.

—Adeline —me habla mi padre angustiado —. Adeline, despierta—mi padre me repite por segunda vez y con el mismo tono de voz—. Me levante de la silla tratando de la asimilar de nuevo la situación. Habían pasado horas desde la ultima noticia que recibimos del estado de mi hermano, mi mamá se encontraba ya en el hospital no sabría cómo interpretar lo alterada que se encontraba al llegar, mi padre por otro lado mantenía la calma a su modo de alguna manera se encontraba angustiado y triste lo denotaba en su mirada, aunque trataba de encontrarse tranquilo con mi mamá y conmigo, podía suponer el dolor que se sentía en ese momento; llegando la madrugada una enfermera se lo acerco para poder darnos nuevas noticias, al mirarla supe que era la misma enfermera que nos recibió al llegar al hospital, mantuvimos la calma para poder escuchar atentamente lo que nos quería decir:

— Su hijo se encuentre en estado de coma, es posible que se mantenga de esa manera días, meses o para siempre, pueden decidir desconectarlo o esperar un tiempo considerable; ustedes deben decir lo mejor para Manuel—, termino la oración con un tono de angustia e incomodidad. Mis padres estaban a punto de decidir la vida o la muerte de mi hermano, una decisión que para ningún padre se encuentra preparado; su estado era devastador ante la noticia, querían de alguna manera ver lo mejor para mi hermano hasta que optaron por tomar una decisión.

—Vamos esperar tres mese —mi padre se dirigió a la enfermera.

—¿Está de acuerdo en los gastos que se deben de realizar? — dijo la enfermera.

—Si— respondió mi padre con seguridad. La enfermera les dio los formularios a mis padres y después se retiró; sabía que tres meses iba a hacer un sinónimo de esperanza para mi hermano y para todos nosotros.

Trascurrieron los minutos, las horas, los días y sin darnos cuenta habían pasado casi los tres meses, al parecer nada estaba cambiando; la esperanza se acababa poco a poco solo quedaba nada más una semana, mi madre y yo estábamos siempre al cuidado de mi hermano, mientras que mi padre iba regularmente a ver lo que pasaba.

Ya estábamos en la recta final, faltaba un día para que se cumplieran esos tres meses, nos devasto a todos saber que ya estaba todo perdido, lo que faltaba era despedirse de aquella persona que hizo ver mi vida de manera diferente, que siempre me apoyo en cada momento y que nunca me dejo sola en los mejores o peores momentos de mi vida. Al ver salir a mi mamá de la habitación hecha un llanto de lagrimas y mi papá consolándola descubrí que ese era el final de una historia y que era hora de concluirla; Al entrar a la habitación lo imagina como si se encontrara dormido como Blanca Nieves y los siete enanos, lástima que esta vez no allá llegado su princesa para revivirlo, al acercarme solo las palabras que pudieron salir entre sollozos fueron:— Gracias por todo lo que me diste hasta el ultimo día, espero encontrarte en el futuro.

Al salir lo desconectaron, fue un dolor saber que ya no lo iba a verlo o escuchar en vivo y en directo, no quise ver culpables ante la muestre de mi hermano, quería recordarlo como aquel hermano que siempre estuvo para mí, los tres meses que estuvo en coma me hizo dar cuenta que, aunque lo tuviera de cuerpo presente, sabía que si estuviera despierto odiaría quedarse de esa manera y sé que en cualquier lugar que este va a tener un sitio en mi mundo y en mi corazón para toda la vida.

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⏰ Última actualización: May 26, 2020 ⏰

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