Presente

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Prometo no ser como tú le dije a mi padre..., quien lo diría..., me equivoque yo no me creí capaz de muchas cosas pero mírame aquí estoy empuñando mi pistola contra ti, ahora estoy rompiendo esas palabras que años atrás dije, pasé años deseando esto y ahora lo entiendo, siempre te ame pero cabemos con esto, vamos terminemos.... 

El invierno era hermoso como siempre los lagos se congelaban por la baja temperatura y el jardín se cubría por gruesas capas de nieve, tomaba cafés dulces y calientes acompañados de galletas recién horneadas y siempre a pesar del frío andaba descalzo, me gustaba caminar sobre el suelo crujiente de madera y bailar..., danzas tontas pero que alegran los días, era un idiota lo sé  siempre lo fui. A pesar de que me prometí a mi mismo alejarme de ti se me hizo imposible, cuando estaba solo te iba a buscar, ¿recuerdas esas tardes nevadas?, ¿cuando nos sentábamos frente a la chimenea y me abrazabas?. Recuerdo cuando te contaba mis anotaciones y tu sonreías, ¡maldición! siempre desordenabas mi cabello, siempre apretabas mis mejillas, siempre hacías que me sintiera bien, me gustaba verte picar la madera con tu pesada hacha, eramos buenos amigos..., me prestabas tu ushanka y yo te prestaba mis grandes gabardinas, tenía una que me quedaba gigante en mi se veía horrible pero en ti simplemente se veía bien, te la regale y te pusiste muy alegre, esa fue una de las pocas veces en las cueles te vi sonreír de una forma casi perfecta, es doloroso recordar todo esto y me duele hacer esto, me duele apuntarte a la cien con una vieja herencia familiar, Urss..., fuiste mi pensamiento durante años, me case y tuve a mi hijo supe que habías hecho lo mismo pero a pesar de todo ese tiempo nunca, nunca deje de pensar en ti, en mi amigo, en mi confidente, en nuestro secreto...


¡Urss!.

Golpee tu puerta con entusiasmo, estábamos en primavera y las flores comenzaban a aparecer, las aves volvían de apoco y la vida en el bosque comenzaba a volver lentamente, adiós al hermoso blanco de la nieve..., adiós al perfecto frío... Se que te sonreí y di algunos saltos por mi emoción, me dejaste entrar a tu casa me esperabas con la mesa servida, desayunamos antes de nuestra pequeña excursión por el bosque, allí estuvo nuestro error, ese día fue el que nos marco, debiste detenerte o detenerme ..., mirándote a los ojos sostuve tu mano y te guíe por el sendero pensé que me soltarías o que te molestaría que tocara sin avisar tus manos, eran grandes y firmes, tenían pequeñas cicatrices y durezas, a comparación de las mías eran bastante diferentes, me sorprendí cuando entrelazaste nuestros dedos y mucho más cuando me acariciaste la mejilla, fue algo diferente que ignore, caminamos encontrándonos con lindos paisajes, me gustaba todo de ese día o bueno casi todo, ¿recuerdan que soy torpe?, caímos por la colina por mi tonta locura simplemente no debí correr sin tener precaución, me asuste cuando vi que te sangraba el brazo pero vamos tú estabas más loco, comenzaste a reír sacándome sonrisas nerviosas. 

Eres muy bobo. 

Me dijiste, creo que me sentí mal por eso pero fue un sentimiento muy corto porque luego de mi se apodero la vergüenza. 

Creo que me gusta un bobo. 

Susurraste cerca de mi oído mientras te hincabas de apoco en el suelo, yo susurre tu nombre en un fino hilo de voz tú con tus ásperas manos acariciaste mi mejilla amoratada, me dio temor cuando note que te acercabas y entrecerrabas tus ojos, sentí como me sonrojaba yo sentí como se me apretaba el estomago, sentí como todo el mundo giraba en torno a nosotros, escuche a lo lejos el canto de las aves, sentí la brisa del viento rosar mi rostro y también por primera vez sentí lo carnal, sentí tus labios estos eran secos y ásperos, supe que bebías porque sentí el sabor a licor, instantáneamente cerré mis ojos y como acto seguido rodee tu cuello con mis débiles brazos, eras lindo pero no estaba seguro de que tú me gustaras, fue tu culpa..., todo fue tu culpa, eramos amigos y eso no lo hacen los amigos jugaste con mis sentimientos. Volvimos a tu casa como si nada hubiera pasado, me quede allí hasta tarde, hasta que las estrellas cayeron, nos despedimos de una forma inesperada, iba a salir por la puerta luego te mire y me despedí con una seña de mano, tú te levantaste y caminaste hacia mi, me asuste cuando tus manos se posaron sobre mi cintura, ¡Dios! solo eramos adolescentes ingenuos, estúpidos e ignorantes, me diste un pequeño beso y luego en mi oído susurraste.

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