El infierno del puro amor.

422 17 0
                                    

Escuche el crujido de tus pisadas en la nieve y me asomé por la ventana. El frio y seco viento coloreó tus mejillas de un ligero rosado. Miraste hacia arriba con dificultad entrecerrando tus ojos. Los copos de nieve evitaban tu rostro y pasaban junto a ti rozandote el cabello. Pude notar tu pálido aliento escapar por tus maltratados labios, y me pregunté como alguien podría escapar de ti.
Y me dolía en las manos no poder tocarte. Te vi tan cerca, tanto que podía hasta olerte atraves del cristal. Y mi mano se golpeó contra la ventana en un intento desesperado de alcanzarte. Mis labios dictaban palabras, mientras mi voz dormía y no pudiste escucharme. Caíste de bruces al suelo, y no pude entender la razón. Todo paso tan rapido pero recuerdo esa imagen como si hubiese estado pasando durante años.
Y golpee el cristal con mis manos adoloridas, llamando a gritos el roce de tu piel. Una lluvia de brillos pasó frente a mi. Corrí hacia ti, mis pasos no tenían voz. Mis ojos ansiosos de cruzarse con los tuyos y mi pecho exaltado por sentirte. Todo era muy extraño, como mis palabras no se oían, como mis pasos no hablaban, como apareciste justo en ese momento. Y en un parpadeo, todo había desaparecido. El silencio, la nieve, tu presencia... Todo había sido una ilusión causada por mis deseos. El deseo de verte, tu presencia que parecía hecha a mano por los mejores escultores. El deseo de oler ese aroma único que sólo podía encontrar en ti que eras la más bella flor. El deseo de reencontrar la más brillante mirada que habita en tus ojos. Podría haberme pasado la vida observando cada detalle y te juro que nunca podría haber dibujado tu mirada con el fin de admirarla cada vez que quisiera, porque nunca alcanzaría aquella perfección.
¿Pero por que hasta en mis ilusiones soy castigada? De haber quedado tan tentada e ilusionada. Que ni pude sentirte, ni escucharte, nisiquiera mirarte a los ojos. Tampoco pude hablarte, ni llamar tu atencion. Y esa ilusión se repite una y otra vez. En un sin fin. Y siempre es lo mismo. Y cada vez que ocurre me siento cada vez más cerca de lograrlo, pero la verdad es que nada cambia. Y me siento atrapada en una ruleta, dando siempre la misma vuelta, por el mismo lugar, a la misma velocidad. ¿Acaso es esto el infierno? ¿Acaso este es mi castigo por amarla? El castigo de amarla y no tenerla, porque ya la tuve al pecar. ¿Acaso esto me enseñará algo? Dijiste que nos amabas a todos por igual, pero tu eliges a quien te merece. ¿Por que me castigas por amar?
Su presencia habita en mi memoria. Y estiró mi brazo contal de alcanzarla, pero no alcanzó ni a rozarle los dedos. Y me da la espalda, mis cuerdad vocales fueron quebradas por ti y no puede oirme. Y se aleja y veo que hasta esa distancia es hermosa. Me golpeas con ilusiones para que sufra. Pero no podrás hacerme nada. Soy coinciente de lo que haces. Y juegas con mi mente. Pero no cambiaras mi corazón.

Tinta roja. Sangre negra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora