El canto sonoro de un pecoso invadía los oídos de un pequeño australiano que se ocultaba tras las plantas que adornaban el pequeño balcón de su piso. Era curioso como un chico de tan poca edad tuviera esa estabilidad en su nada desarrollada voz, era dulce, suave, como una pluma que acariciaba tus sensaciones, la pálida piel del castaño se erizaba mientras disfrutaba de la melodía, la tensión se desvanecía de su cuerpo y poco a poco sus párpados caían rendidos hasta dejarlo en los brazos de Morfeo.
El dulce niño con labios de fresa y estrellas en su rostro cantaba con inocencia, aprovechaba que sus padres estaban fuera de casa para salir a mostrar su voz al viento, odiaba hacerlo cuando alguien estaba presente pues se avergonzaba de su poca experiencia en ello.
—City of stars, are you shining just for me?— últimamente se sentía altamente atraído por aquella canción, especialmente por la versión de Gavin James, en ocasiones deseaba compartirla con alguien pero su timidez le ganaba.
Si tan solo supiera que el chico que vivía un piso abajo lo escuchaba cada vez que dejaba su maravillosa voz desenvolverse con el hermoso arrebol de la tarde, y el efecto que causaba en él.
—Christopher, de nuevo durmiendo en el balcón— la voz seca que portaba un toque de preocupación de su madre se había hecho presente, había pasado por esta situación varias veces que ya se sabía lo que venía de memoria —puedes enfermarte.
—Yes, mom, I'm sorry— el chico se levantó perezoso, el cambio drástico entre la melosa y armónica canción del chico y el monótono sonido del regaño de su progenitora lo aturdía siempre. ¿Cómo podían ser tan diferentes las reacciones ante simples voces?
Más importante, ¿Como podía ser que nunca le cansaba esa voz? ¿Era algo normal en los niños de su edad? Las dudas siempre lo invadían en todo momento por la inexperiencia e ignorancia que tenía sobre la vida, y es que, ¿Qué es más puro e inocente que la etapa de la infancia? Donde los niños experimentan varios escenarios que les sirven de aprendizaje, el valor de los sentimientos se descubre de a poco por lo que estos son transparentes y no hay miedo de ocultarlos pues aún no se conoce la crueldad de las personas.
Esa era la situación de Chris.
Inexperto e inocente, con un conocimiento nulo de lo que era sentir algo más que amor familiar o amistoso, solo conocía ese amor de las películas y su padres pero, ¿sentirlo? si ni podía ver a alguien dándose un casto beso sin llenarse de dudas. ¿Por qué lo hacían? ¿Qué se sentía? ¿Podía hacerlo con sus amigos? ¿Cómo sabes cuando darlo? Ese mundo era muy extraño.
Pero el pequeño estaba entrando en él lentamente sin saberlo.
—¿Escuchaste que los dueños se mudan en unas semanas?— el castaño fue ordenado a dormir en su habitación y no podía estar presente con sus padres, no era de espiar pero aquella conversación le había parecido interesante. —Es una pena, me estaban comenzando a agradar, fueron muy tolerantes con nuestros pagos atrasados y su hijo hubiera sido un buen amigo para Chris.
El corazón del mencionado comenzó a latir desenfrenado, ¿Fue la mención del pecoso o el miedo del tono y palabras usadas en la voz de la mujer?
¿Mudanza? ¿Pena? ¿Hubiera?
¿Hubiera?