Las pequeñas gotas de lluvia golpeaban la ventana del vehículo en el que se encontraba un pequeño chico de cabellos supuestamente rojizos, aunque al irse gastando el tinte lo dejó con una cercanía al rosado, junto con su madre la cual se encontraba en los asientos delanteros.
Todo era parecido al día en el que se había trasladado a otro país, la edad y ocasión eran diferentes, pero el ambiente parecía el mismo.
—¿Cómo te va en la escuela?— el seco intento de su progenitora por comenzar una conversación volvió a presentarse, Felix estaba completamente fastidiado con ello por lo que respondía tosco, intentando remarcar su poco interés por hablar, un simple "bien" para callarla.
"Rude" la voz de su conciencia le remarcó su mala actitud, sabía que estaba actuando inadecuadamente, infantil, caprichoso. No quería comportarse de esa manera pero ¿Cómo te sentirías si tu madre te levantara a las seis de la mañana un sábado para avisarte que te arregló una cita con otra chica, y que además, si "todo salía bien" volverían a Australia? Una mierda. Claro que extrañaba su país de origen, pero su vida allá se perdió cuando sus padres tuvieron la maravillosa idea de mudarse a Corea, ahora tiene una aquí y no quería perderla como esa vez.
Buscó sus audífonos en los bolsillos de su sudadera y se los colocó después de conectarlos a su teléfono, su madre lo miró por el retrovisor con molestia, Felix lo notó pero le restó importancia y puso su playlist en aleatorio, un sonido peculiar de guitarra invadió sus oídos y una pequeña sonrisa se posó en sus labios al reconocer la melodía, City Of Stars, aquella canción tan especial que le golpeaba con recuerdos de su infancia. Era tan maravilloso el como algo tan simple podía llevarte a un lugar en específico tan fácilmente.
El pecoso cerró sus ojos dejando que sus memorias fluyeran en su mente, tranquilidad invadía cada parte de su cuerpo olvidando la situación en la que se encontraba y dejándole caer rendido ante los cómodos brazos de Morfeo.
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Su mente volvió a la realidad luego de sentir unos dedos fríos dando pequeños toques en su sien, de a poco abrió sus ojos intentando acostumbrarse a la luz nuevamente, parpadeó rápidamente enfocando su vista en la mujer con la que "discutía" anteriormente mientras aquella ola de molestia volvió a golpear su cuerpo para al final apoderarse de él. Soltó un largo quejido y se estiró para luego salir del vehículo aún aturdido, la mujer lo fulminó con la mirada y dirigió sus manos hacia su cabello para intentar arreglarlo nuevamente, acomodó sus prendas y dio pequeños golpecitos en sus mejillas, no estaba seguro si eran de aliento o para hacer que despertara por completo.
—¿En verdad es necesario todo esto?— la ronca voz del chico sonaba más insegura que molesta, se sintió pequeño al sentir las frías orbes de su progenitora sobre él nuevamente —digo, ¿por qué no simplemente dejar que el destino fluya y encuentre al "amor de mi vida" por mi cuenta en lugar de arreglar citas con desconocidas?
Sabía que no lograría nada, siempre era lo mismo, siempre lo ignoraba y se aferraba a hacerlo por "sus medios", pero igual lo repetía, esperaba que algún día realmente lo escuchara y entendiera que ni él ni las chicas que veían en esas reuniones eran un producto como para andar exhibiendo y eligiendo.
—Nunca sales de tu habitación, nunca aceptas las invitaciones a galas o fiestas, en la escuela apenas y hablas con tres personas, ¿cómo quieres que tenga fe en que encontrarás a alguien así?— Felix bajó la cabeza rendido mientras la contraria acomodaba su cabello irritada.
—Si fuerzas a alguien a algo-
—Suficiente— el menor fue interrumpido con la firme voz de su progenitora, un pequeño destello de miedo atravesó todo su cuerpo e incluso pegó un salto.
Silencio, incluso con tantas personas haciendo ruido a su alrededor y autos pasando, entre ellos dos solo había silencio. Entraron al local siendo recibidos por un empleado el cuál les preguntó lo básico, indicaron que tenían una reservación con su apellido y una chica llegó de inmediato para guiarlos a su mesa.
Música clásica, tonos cálidos, uniformes elegantes, gente que vestía de manera sofisticada y hablaba con gracia para esconder su hipocresía y egocentrismo, Felix se sentía realmente sofocado con todo eso, estaba más que claro que ese no era su ambiente.
Llegaron a un cuarto donde ya se encontraban los platillos servidos pero intactos, oh y la chica junto con un hombre de apariencia joven, aunque no tanto como ella. Felix quería correr, huir, su pecho dolía y sentía que le faltaba el aire, odiaba todo esto, incluso si él no tenía que hablar, realmente no estaba seguro si eso lo aliviaba o molestaba. Entraron en silencio después de agradecerle a la empleada y dieron una pequeña reverencia saludando a los desconocidos.
—Joven Lee, se ve más apuesto de lo que imaginé— el hombre elogió al pecoso con una sonrisa más falsa que sus ganas de estar ahí, Felix simplemente soltó un pequeño "gracias" tratando de sonar cordial.
Cada adulto presentó a sus hijos y la charla no tardó en fluir entre ellos, los jóvenes solo podían sonreír y comer, ni siquiera se veían entre ellos, todo era realmente incómodo. Y así fue todo por el resto de la tarde.
—Un gusto conocerla señorita Park— Felix intentó sonar interesado, esbozando una pequeña sonrisa.
—¡Oh! llámame Roseanne, el placer fue todo mío, YongBok.
Y así concluyó aquella "cita", cada uno fue por su lado, Felix sintiéndose aliviado de que aquella pesadilla haya terminado por hoy mientras que la chica esperaba con ansias volver a encontrarse, no iba a mentir, el chico era atractivo, pero más que eso deslumbraba un aura misteriosa, la había dejado con curiosidad carcomiendo sus huesos.
Quería conocerlo en su totalidad.