Capítulo 4

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PARIS

—¿Crees que si te vas así de la nada todo se va a solucionar? —pregunta un tipo alto a la chica que se encuentra frente a él.

—Sé que no. Pero prefiero irme a quedarme aquí —susurra ella, lentamente se va acercando a él —Ven conmigo, Alek. Sólo serán un par de meses, confía en mí.

El chico se aparta de golpe y niega con la cabeza.

—Eres increíble, eres igual o peor que ella —responde incrédulo —. No quiero ir a ningún lado contigo. A partir de ahora, Jane Petrov, aléjate de mí para siempre.

Al oír esas palabras puede escuchar el sonido de su corazón rompiéndose en mil. Sabe que tiene razón que lo que ha hecho está horrible, y que no hay vuelta atrás.

—No quiero volver a verte, jamás —escupe con cara de asco —. Adiós Jane.

No quiere admitirlo, pero le duele. Le duele que haya fallado, que haya mentido, que la haya cagado como siempre.

...

—¿Qué haces aquí Alek? —pregunto, una vez que Mila se ha ido a pedir los menús para comer—. Pensé que no querrías volver a verme jamás.

Su expresión se tuerce —. No estaría aquí por mí, Jane —dice, pero no niega las palabras que he dicho.

—Tengo que decirte algo antes de que sigas —digo —, yo no fui. Mierda, Alek, yo nunca haría algo así. Sabes que no podría después de eso.

Su cara se mantiene libre de cualquier expresión.

¿Puedes darme alguna señal? ¿Dónde está el antiguo Alek? Aquel que era un libro abierto.

—No quiero saber la historia. Las pruebas dieron sus resultados, y todas fueron dirigidas hacia tí...

—¿Y no te parece eso demasiada casualidad? Alguien podría haberlo planeado perfectamente —le corto. Yo sé que él desconfía de mí, como también estoy al tanto por alguna razón que sabe que yo nunca podría haber hecho algo así.

Aprieta la mandíbula con fuerza.

—Escucha Jane: no he venido a hablar sobre lo que sucedió hace dos años, estoy aquí porque la persona asesinada ha sido mi tío Stephan —, mis ojos se abren en sorpresa, no puede ser...

—El jefe de la empresa más grande de Rusia... —murmuro, él asiente en silencio —. Y... ¿Crees que ha sido él?

—No lo sé, por eso he venido aquí. Ambos necesitamos aclarar todo —responde suavizando su mirada al fin, sonrío, sé perfectamente a lo que se refiere.

El antiguo Alek ha vuelto.

—Creo que sería mejor si...

—¡Janie! ¡Cuéntanos cómo te ha ido estos años! —interrumpe de repente Mila volviendo cargada con los menús y tres bebidas. Nos los pasa y yo agradezco.

El azul de los ojos de Alek escruta con detenimiento el perfil de mi cara, él me conoce demasiado bien. Sabe ver a través de los innumerables muros de hielo que he construído a lo largo de estos años. Me asusta.

—He estado por ahí y por allá, un poco de todo. Ya me conoces —sonrío falsamente, estoy empezando a agobiarme bajo su mirada.

Mila toma un sorbo de su zumo de naranja mientras me observa divertida. Está sentada junto a Alek, como si fueran mucho más que únicamente amigos.

—¿Y vosotros? ¿Qué contáis? —pregunto, intentando averiguar la relación que mantienen en este momento.

—Nada, esto ha sido un rollo desde que te fuiste. A parte de la graduación que ha sido este año no ha habido nada de nuevo. Han sido dos años bastante aburridos —responde bufando sonoramente.

Alek ríe. Una risa profunda, ronca y juguetona. Mila le saca la lengua a modo de protesta. Ambos comienzan a conversar sobre algún acontecimiento universitario que tiene Mila, parecen estar tan a gusto el uno con el otro que siento una punzada de envidia en mi interior.

Recuerdo como si fuera ayer lo abierta que era con ellos. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Sé la respuesta, pero duele de admitir. Duele demasiado, y simplemente no puedo. Ciertas lágrimas acumuladas en mi ojos luchan por salir pero las retengo ahí. Absolutamente nadie me verá llorar, y mucho menos por esto.

Me siento sola. Se trata de una profunda sensación de vacío que ocupa mi interior.

Miro a mi alrededor. Todo el mundo está acompañado, sonriendo, feliz. ¿Por qué no puedo sentir esa felicidad yo también? ¿Es tan difícil sentirse querida? Nadie entiende nada.

Es rabia. Es dolor. Es tristeza. Soy yo. La que se odia a sí misma, por todo y nada a la vez. Nadie me enseñó que debía quererme a mí misma por encima de todo lo demás, nadie me dijo que algún día podría llegar a odiarme de la forma que lo hago si no me quería. Sinceramente, ni a mí ni a nadie le gusto. Soy odiosa y me es imposible cambiarlo.

Mila y Alek continúan conversando tranquilos. Es como si ni siquiera notaran mi presencia. ¿Para qué habré venido aquí? Es una pérdida de mi tiempo.

—Me voy —les digo, y sin más dilación salgo del local.

Mi caminar es lento, pesado, cansado.

Quiero volver a ser normal, por favor.

¡¡el siguiente capítulo es el de la fiesta!!

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¡¡el siguiente capítulo es el de la fiesta!!

gracias por leer :)

-anns.

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⏰ Última actualización: May 26, 2020 ⏰

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