La Distracción

432 18 2
                                    

ALERTA; ESTE CAPTILO ESTA DEDICADO AL MINAKUSHI, EN EL SIGUIENTE CAPITULO HABRA SUCULENCIA CON KAKAOBI. (Los personajes son de Kishimoto)

Minato llego a su casa y la encontró en el arco de la puerta de madera, ahí toda hermosa, esa era Kushina, su esposa.

Ella se encontraba con una camiseta de él, la cual era varía tallas más grandes, y le daba una apariencia tierna pero sensual, a pesar de que ocultaba las encantadoras curvas de su mujer. Poseía unas medias que le llegaban hasta los muslos de rayas azules y blanco.

La mujer que usualmente se dejaba el cabello suelto se lo había atado en una coleta alta.

Ella estaba ahí chupando una banana. Su lengua paso de abajo hacia la punta de esta, y luego metió su boca lentamente de la manera más jodidamente sensual mientras miraba a su marido.

Minato no pudo resistirse al encanto de su mujer, sabía que esta planeaba algo, pero él siempre era tan vulnerable ante ella, era sorprendente como un shinobi tan letal como él no podía hacer nada cuando de esa mujer se trataba.

Él sabía en lo que se metía cuando su corazón fue cautivado por la salvaje pelirroja.

Trago fuerte y miro hacia abajo, el pantalón le estaba causando dolor, luego la miro a ella.

Sus ojos con aquel tono tan peculiar lo miraban con deseo disfrazado de inocencia.

Ella no podía engañarlo, pues conocía a la mujer enfrente como la palma de su mano.

Se acerco poco a poco a ella, y aunque esta igual lo deseaba, retrocedió al notal el peligro, el Namikaze la miraba como si esta fuese una presa, podía sentir una tremenda ferocidad en esa mirada.

Estaba en el suelo mientras retrocedía, y al final llego a la padre del pasillo, Minato descendió lentamente, mientras la observaba con detenimiento.

Sus ojos se encontraban con ese azul tan profundo que había visto tantas veces y pronto empezó a temer sobre su capacidad de caminar. ''Kakashi espero que las grabaciones sean buenas'' pensó la Uzumaki.

Minato observo lo hermosa de su amada, su piel como la leche que durante sus noches se llenaba de marcas, en ese momento se encontraba perfecta de , sus largos cabellos que caían suavemente por sus hombros ocultos tras su propia camisa, las fresas frescas recién cosechadas que tenía esta por labios, la fragancia de su perfume de jazmín combinado con la esencia de vainilla, aquel olor de su perfume de canela, el verdadero aroma de cada parte de su cuerpo combinado con su propio olor que venía con sus prendas.

Era demasiado tentador.

Esta mujer lo estaba tentando a que la haga llorar, y no precisamente de dolor.

Sus labios se posaron tan pronto en la Uzumaki, con suavidad entro su lengua en la boca de la pelirroja, su lengua y la de esta empezaron a bailar aquel baile que tanto tiempo han hecho, ¿Quién diría que las lenguas eran putos órganos sexuales? La pelirroja estaba extasiada mientras Minato la dejaba perdida, en cuanto el aire se acabó, se separó un poco, sus salivas se habían combinado de prueba el hilo se encontraba pendiente en ambas bocas Minato se acercó y relamió sus labios para morderlos.

Luego se acercó a su cuello, justamente en la parte inferior, precisamente en la región carotídea, sin piedad clavo sus dientes en esta. Kushina gimió. Como si algo se activase en Minato, la estampo en la pared, sus sexos chocaban con la única interrupción de la ropa, sus piernas abrazaban la pelvis del rubio, Minato estaba demasiado cerca de ella.

Minato agarro su cintura para pegarle incluso más a él y puso su mano derecha en la nuca de su esposa para poder besarla mejor.

El beso que se daban era salvaje, y era Minato que tenía el control, era como si una bestia lo hubiese poseído, una bestia sexual.

El namizake se quitó los pantalones tan rápido que la Uzumaki ni cuenta se dio, y le arranco la camiseta, tirando lo que quedo en el suelo junto sus pantalones y boxer.

Mostrando solo sus pantis y sus senos desnudos.

Minato miro a su esposa como si no quisiese perderse ni un solo detalle, a pesar de que no hubiese nada que no conociese, sus ojos mostraban hambre, un hambre por el cuerpo de aquella mujer enfrente.

Ninguna otra mujer podía excitarlo de tal manera, sin importar cuantas intentaron solo su mujer lo volvía tan frenético.

Y así paso, sus dientes volvieron a clavarse en su seno izquierdo, en aquella tierna aereola de color rosa, su mano tomo el lugar de sus dientes, pronto sus dedos jugaron su pezón. Su lengua jugaba con el pezón izquierdo, lo llamo al principio con ternura y luego comenzó a chuparlo con fiereza, como si fuese un bebe, sus dedos apretaron el pezón izquierdo y jalo al seno.

La pelirroja gemía pues esta resulto ser muy sensible en la zona.

la mano que jugaba con el pezón bajo hacía la intimidad de la mujer y rompía esas bragas blancas por su pecado de ser la capa que no permitía ver a su mujer por completo.

Y ahí estaba, su lindo monte de venus cubierto por un espeso bosque rojo, sus labios mayores de tono piel con un suave tono lila y rosa, abrió las piernas de Kushina, mientras esta apartaba la mirada avergonzada.

Al abrirse más las piernas distinguió mejor la intimidad, su pequeño clítoris, sus labios menores rosa vivo, la vulva de su mujer era hermosa.

Toco primero cerca de su clítoris, en sus labios menores, ya que no quería ser tan directo y poder lastimar de manera no placentera a la pelirroja. Poco a poco su dedo fue subiendo y empezó acaricias aquel botón, los gemidos de Kushina poco a poco se hicieron más fuerte.

Cuando su vagina empezó a expulsar los suficientes fluidos, empieza a meter un solo dedo y se encamino al punto G de su mujer, toco de manera circular la pared vaginal mientras se excitaba como su esposa estaba recibiendo descargas de placer gracias a su movimiento, por su puesto, en ese momento había dejado de acariciar su clítoris.

Entonces metió otro dedo, podía ver como Kushina la llevaba a las estrellas, como se arqueaba y tenía un orgasmo, entonces dejo de tocarla y puso la punta de su miembro en la entrada de su esposa.

Ella lo estaba esperando.

Y así Minato entro lentamente.

—Aaah—

Los gemidos de Kushina fueron opacados por el beso le empezó a dar, la embestía con lentitud, pero luego subió la velocidad.

Su falo entraba y salía de ella, Minato era el único que la hacía sentirse tan bien, era su puto éxtasis de placer.

Minato la apretó aún más fuerte y la cargo mientras la penetraba.

En un parpadeo estaba en la habitación que compartían.

Él la tiro en la cama y esta lo miraba con deseo.

No la hizo esperar y salto hacia a ella, levanto una pierna y la enrollo en cuello y esta estaba de lado y la velocidad aumento, pronto nuevamente esta llego al clímax y su cuerpo se envolvía por completo de placer.

—¡Ahí! ¡NO PARES! ¡KAMI! — Exclamaba Kushina.

Cumplió el deseo de su mujer y no aumento la velocidad, aunque pronto la volteo para tener una mejor vista de la retaguardia de esta.

Nalgueó sus nalgas mientras se adentraba en su vagina una y otra vez, como resultado había la marca de sus manos rojas y presentes en aquel hermoso trasero.

Luego la volvió a cargar mientras se introducía cada vez, aunque esta estaba despaldas, ambos de besaron.

Luego sus piernas se colocaron en la cama, aunque aún la embestía apretó sus hombros con sus uñas hasta dejarle marcas.

Sus cuerpos chocaban sin parar y en la habitación el hedor del sexo era palpable.

Pronto Minato se encontró llenándola con su semilla espesa y blanca y esta tenía otra vez un orgasmo

Ambos cayeron en la cama mientras inhalaban y exhalaban.

Se quedaron en silencio unos minutos.

—¿Quiéres otra ronda?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 27, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un Afrodisiaco Para El Uke Uchiha (KakaObi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora