🎀 ¿? 🎀

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no me hago cargo de lo que ésto pueda causar (?).

"A ver las chicas que les gusta menear la colales..."

Muéstrame un poquito para ver cómo es— Martín gritó mientras bailaba, haciendo pistolitas con las manos. Su compañero de cuarto, que leía un libro sentado en su cama, rió; el argentino lo miró con una sonrisa—. Ésta es música de verdad, papiii. No eso que escuchan ustedes.

   Andrés, su primo de veinte años, asintió "dándole la razón".

—Gracias a Dios que has venido a hacernos recapacitar— mencionó sin darle importancia, sin sacar la vista del libro.

—¿Y vos qué carajo estás leyendo?— Berroti se acercó a la cama de su familiar para sacarle aquello que tenía en la mano.

   De Fonollosa se cubrió la cara con las manos y suspiró frustrado: tendría que aguantar a su primo menor por dos semanas en su habitación. Apenas iban tres días y ya quería matarse.

—Bueno, no sé leer así que no me importa— el argentino bromeó.

—Devuélvemelo— pidió Andrés de mala forma.

—Ah, ¿cómo se dice?

—Por favor— rodó los ojos y extendió su mano, mas no se le fue entregado el libro—.  Escucha, Martín, deja de comportarte como un maldito crío porque me tienes hasta los cojones. ¡No me jodas!— gritó jalando el libro de las manos del chico de diecisiete años.

   El menor soltó una risa, mas se quedó en silencio un momento. Se dirgió a su cama y se quedó un momento pensando.

—¿Querés cojer?— el argentino preguntó mirando el techo y jugando con sus manos.

—¿Disculpa?

—Que si querés cojer— volvió a mencionar casi gritando, aprovechando que la casa estaba vacía—. Digo... Follar, si querés follar— volteó a ver a su compañero, que también lo estaba viendo.

—Está bien— de Fonollosa asintió alzando sus hombros. No tenía nada que perder.

—Vamos a la cama de Sergio— Martín dijo riendo, emocionado.

—¿Por qué-

—Qué se yo, estoy re zarpado— lo interrumpió y lo llevó arrastrando al cuarto del hermano menor de Andrés.

   Era una cama pequeña, pero por alguna razón a Martín lo excitaba.

—¿No tendrá algún forro éste virgen?— preguntó revisando la mesita de luz de Sergio.

—Aquí tengo uno— Andrés mencionó, y al instante su primo comenzó a quitarse la ropa.

   En lo que se ponía el preservativo, vio como Martín, en bóxer ponía algo en su celular.

—¿Qué haces?

—Mi fantasía sesual siempre fue garchar con Candy de fondo... Perdón.

   La canción comenzó y Andrés simplemente la ignoró. Martín se acercó a él y lo empujó a la cama.

   Tomó los pies de de Fonollosa y quitó las medias que llevaba. Miró a su primo y le guiñó un ojo. Agarró el pie derecho y lentamente lamió el dedo gordo de Andrés.

—No hagas eso— pidió el mayor, sintiendo cosquillas, mas no fue escuchado—. ¡Que no hagas eso!— sin querer, gracias a aquella sensación, le pegó una patada en la nariz a Berroti—. Lo lamento tanto— se acercó apenado a él.

—No pasa nada— responde mientras limpia la sangre que caía—. Pensé que la parte de los golpes venía después.

   Ambos rieron.

—¡Andrés!— la madre de de Fonollosa había llegado y eso significaba que el pequeño Sergio igual.

   Y ellos estaban en su habitación; Martín semidesnudo, sangrando, y Andrés con un forro puesto.

—Vístete— el mayor ordenó.

—Pero qué buena idea, che— el menor se ponía los pantalones intentando no perder el equilibrio—. No había pensado en eso.

—¡Andrés!— Sergio gritó al ver a su hermano en su habitación—. ¡Martín!

—Hermanito— sonrió Andrés para acercarse al chico de lentes y abrazarlo.

—Te estábamos ordenando el cuarto, compinche— el argentino dijo acomodando su ropa—. Tengo que ir a terminar la sopa de letras que empecé a la mañana—  salió del cuarto rápidamente, seguido del mayor.

   Sergio dudó un momento. Estaba todo más desordenado que cuando se había ido.

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⏰ Última actualización: May 31, 2020 ⏰

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