Después de conversar un rato con Howil la habitación se había tornado un tanto incómoda, él era un chico agradable aunque tenía el rostro de un niño, a lo lejos sus ojos parecían ser un café oscuro pero al acercarse se notaban sus rasgos verdes.
-- Creo que ya es hora de que...
No logré acabar porque un fuerte sonido de la cocina resonó por toda la casa, no espere mucho y me levanté de mi cama, Howil había hecho lo mismo en torno a la silla donde se encontraba.
-- ¿Qué fue eso?-- pregunto un poco asustado, al parecer.
-- Quédate aquí.
No quería que bajará, podía encontrar a mi madre o a mi padre y no me quería arriesgar. Él obedeció y volvió a sentarse.
Baje las gradas en silencio mientras me adentraba a la cocina.
-- Esto es sorprendente, te has lucido pero no quiero problemas aquí-- mencioné tras notarlo sentado en una de las repisas.
Sus ojos azules oscuros se toparon con los míos, no podía ver más que eso gracias a su máscara.
-- Al parecer ya no te sorprenden mis visitas-- su voz, como siempre siendo totalmente gruesa.
-- Creí que eso había quedado atrás, ¿Qué es lo que quieres esta vez?
-- Quiero ver a Mitchell.
No, aquel nombre estrujó mi corazón y no pude evitar sentirme mal nuevamente.
-- Sabes que él ya no está, ¿Acaso tus hombres no te informaron que un joven de apenas 18 años se suicidó?
-- Oh, entonces era cierto-- su voz mostraba sorpresa-- Creí que serías tú la que moriría, ustedes no han dejado de sorprenderme.
-- Ya sabes, éramos impredecibles-- no quiero demostrar lo mal que me hace sentir.
-- Supe de un amigo de él-- eso sí me interesa-- Uno que lo conocía tanto como tú y yo.
Solté un bufido y me permitió responder:
-- Tu no lo conocías en lo más mínimo.
-- Mi querida princesa del dolor, ambos sabemos que si-- esta vez se puso de pie y empezó a acercarse-- Recuerda los tatuajes que tanto identifican nuestro secreto.
-- Me permitiría identificarte de mejor manera por tu rostro-- nunca nos permite verlo.
-- Pff eso es peligroso, mi princesa.
-- ¿A qué has venido?
-- El chico nuevo de este vecindario-- tomo aire y volvió a su antiguo lugar-- Está queriendo saltar por el balcón porque anda a punto de mojar los pantalones en este momento, no deberías dejar entrar a nadie a tu habitación Daian.
-- Solo ha sido hoy, deja que salte si esque está siendo cuidadoso-- si bien el balcón era alto pero también podían bajar con facilidad.
-- Ese chico es peligroso Daian.
-- Así como tú supongo.
-- Sabes que yo lo soy aún más-- silencio-- Hay alguien merodeando está casa, al igual que la de Adonai y sospecho que intenta descubrir algo.
-- ¿Qué tiene que ver Adonai en esto? Solo era un amigo de Mitchell.
Él se frotó la quijada, pensativo y luego siguió:
-- El también tiene el tatuaje y el hecho de que haya sido un gran amigo de Mitchell da mucho que pensar.
-- Apofis-- llame su atención-- ¿Por qué lo hizo?
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LA LUZ DE LA DAMISELA
Ficção AdolescenteLa oscuridad siempre ha sido algo que todos necesitamos para conocer nuestra luz. En el caso de Daian la única luz que veía era roja. Daian pierde a su primo del cual dependía mucho, ellos y el hombre misterioso tenían deudas ¿De qué? Hay amen...