Heather. (ShikaNaru)

I

Esa fría tarde de diciembre cuando te conocí, todavía recuerdo cada detalle.

Absolutamente todo.

Hasta de qué color eran las agujetas de tus tenis. Eran azules, como tus ojos.

Y llevabas ese suéter naranja, que me diste porque tenía frío y tú estabas abrigado y vivías cerca...

Si supieras lo que sentí esa vez, mi corazón lloró de amor y dolor porque supe que estaba enamorado de ti, de ti que todo el mundo ama y desea, de ti que eres como un sol, brillante e inalcanzable.

¿Por qué me querrías a mí? Yo, que soy solo una sombra, solo un destello, algo pasajero, alguien a quien nadie recuerda.

Eso ya no importa, porque luego la conociste a ella, ella que es delicada, pequeña y preciosa, todo lo que no soy y le diste tu suéter, tu corazón y tu amor.

Cada día muero un poco al verte con ella, caminando de la mano, abrazándola, besándola y me odio por tener celos y por querer que ella desaparezca, ¿es tan egoísta quererte para mí solo?

No puedo odiarla, ella es tan dulce y bonita, como un ángel pero desearía que no existiera.

Odio sentir esta amargura cada vez que veo cómo la miras, cómo la tocas, me come por dentro.

Ya ni siquiera quiero verte a ti porque sé que no eres mio, eres suyo.

Si tan solo supieras lo mucho que me gustas.

Siento que te he amado desde que tengo memoria, es un largo tiempo, ¿no crees? Pero nunca va a ser suficiente, nunca.

Imagina esa sensación que tienes cuando te dan nauseas y tu gargante quema, esa sensación siento cada vez que te veo con ella, es una bilis que no puedo expulsar y cada vez queda menos de mí con ella.

Debería alejarme de ti, tratar de olvidarte pero no puedo, eres mi vida.

No sé qué haría sin ti, iluminas mis días y me das una razón para seguir.

Aunque solo te observe de lejos toda la vida, me alcanza.

No me importa perder todo de mí, si todavía me quedas tú.

Tú. Solo tú. Siempre.

Te amo.