Encerrados

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Eran las 8pm en el castillo Hogwarts de magia y hechicería. Los magos conocidos como los merodeadores se encontraban en la sala común de Gryffindor. Mientras que el más calmado de todos, un chico delgado de cabello castaño y ojos color miel, observaba al resto de su grupo con una sonrisa burlona

-Remus- pidió el chico de anteojos- por favor deja de burlarte de nosotros

-No puede hacerlo, porque es el único que se ha salvado del castigo- hablo otro de los merodeadores, Sirius Black

-Les advertí que no se involucraran en esa pelea-se defendió Remus-pero nunca hacen caso, bien por ustedes, ahora pasaran un bonito castigo de McGonagall junto a Snape

-Compadécete de nosotros-chillo el último de los merodeadores

-Lo siento-continuo el licántropo-pero el castigo se lo merecen y si no están dentro de 10 min en el despacho del director McGonagall se enfadara

Los tres chicos se miraron entre ellos y se encogieron de hombros, resignados se dirigieron al despacho del director Dieron la clave a la estatua de fénix y entraron al despacho; el director, la profesora McGonagall y Severus Snape los estaban esperando

-Adelante jóvenes- hablo el director en un tono serio. Los tres Gryffindor se adentraron a la pequeña sala frente al director y la profesora McGonagall

-Está el sexta vez que los cuatro- dijo el director mirando a chicos- son descubiertos en medio de una pelea por los pasillos del castillo

Ninguno contradijo las palabras de Dumbledore. Era verdad que desde que había empezada el año los merodeadores (a excepción de Remus) habían molestado mucho más ese año a Severus, según Sirius el Slytherin se mostraba diferente y no se equivocó, a la primera que los merodeadores intentaron algo contra el posionista éste ataco sin pensarlo dos veces y así los duelos entre los pasillos comenzaron.

-Veo que tengo razón- continuo el director- La rivalidad entre ustedes sobrepasa las diferencias entre Gryffindor o Slytherin, supongo que no queda otro remedio que un castigo. Una noche sin magia limpiando les hará bien.

Sirius y James iban a responder algo pero la mirada del director los congelo en su lugar

-Esperen afuera-ordeno McGonagall

-Antes de eso, tomen un dulce, les hará falta, la noche es muy larga-el profesor Dumbledore les ofreció una pequeña canasta con cuatro enormes dulce de limón, paso uno a cada uno

-No me gustan los dulces-se quejó el Slytherin

-Que sorpresa quejicus- se burló Sirius que recibió una mirada asesina por parte del Slytherin

-Severus, los dulces son especiales para que puedan pasar esta noche-insistió el director y al final todos comieron el dulce- muy bien, por favor esperen afuera

Cuando los cuatro alumnos estuvieron afuera McGonagall se acercó muy preocupada al director

-¿Estás seguro de esto Albus?-pregunto la mujer – esos dulces contenían veritaserum

-No hay nada que preocuparse Minerva, tienen más cosas en común de lo que ellos creen

-espero y no te equivoques Albus- dijo la profesora para después salir del despacho

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La profesora McGonagall guio a los cuatro chicos hasta la biblioteca.

-Aquí se quedaran el señor Potter y Pettigrew- dijo la profesora- Dentro les darán las ordenes a cumplir

-¡¿Qué?!-se quejó Sirius- No puede dejarme con Quejicus

-¡Black no me obligue a bajar puntos a su casa!

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