Prólogo.

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Mamá me miraba, aún esperando que reaccionara a sus últimas palabras. Y yo solo pensaba PERO QUE COÑO PASA AQUÍ. Había visto muchas veces a mamá salir con hombres de toda clase, pero... santos cielos, esto era mucho. Suspira, seguramente cansada de mi silencio. 

— A ver si entendí... — Comienzo a decir. —¿Vas... a casarte con otro tipo? 

Y hasta fuera de mi boca sonaba malditamente asqueroso. Blanca Edward se ríe, nerviosa. Comienza a balbucear, mientras su cabeza va de lado a lado. 

— Hija, vamos a mudarnos con Adam. — Oh. 

¿Se llamaba Adam? Aparte de destruir la paz robaba nombres a cantantes ultra sexys. Aprieto los labios, aguantándome para no gritarle. Soy una chica calmada, soy una chica calmada... 

— ¡Mamá acaso estás loca! — Chillo, sin importarme una mierda que todas las personas del café volteen a vernos. — ¡Estás jodidamente demente! ¡Qué pasará con mi escuela! ¡Estoy en mi último año! 

— ¡Lucía, sabes que no es mi intención molestarlos a tí y a tus hermanos! — Me regaña, un poco más molesta. 

Oh claro, ¿Y poner mi vida patas para arriba no es para molestar? 

Suspiro, y me dejo caer en el respaldo de la silla. Me paso ambas manos por el rostro y miro a mamá con desdén. 

Desdén, enojo, frustración, rabia, y unas tremendas ganas de dispararme en la sien. 

Nos quedamos así, en silencio, con la mirada fija en cualquier lugar menos en nosotras. Sinceramente, no se que pensar. Creer que mamá va a casarse, es... algo inesperado, pero me pone feliz. Feliz por dejar de verla llegar de casa sola y con más trabajo que hacer para mantener a sus tres hijos, pagar sus respectivas escuelas y caprichos. Y feliz por verla un poco más contenta. Pero, de ahí a mudarnos a otro Estado... vaya, eso si que no me gusta de lo más mínimo. Y no, no es por ser grosera, pero de verdad. ¿Yo, socializando? Olvídenlo. Una tortuga tiene más a migos que yo. Y, ¿Mudarnos con tres hombres más? ¿Quéeee?

Sin poder aguantar dos segundos más allí sentada, me levanto y me dispongo a salir, rendida, cuando la voz de Blanca me detiene. 

— Lucía, ve empacando tus cosas...— Volteo a verla, y su mirada dura me traspasa. —  en una semana nos vamos. 

Jo. Der. Y esto, es solo el comienzo de lo que sería el Cliché de mi vida.

El Cliché de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora