Mi Verdad

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Cap. 23

Pov. Clarisa:

-no podía creer lo que me dijo clara lo que más me dolió fue “cualquiera sería mejor hermana que tu” como me pudo decir eso yo la quiero para mi ella es más que mi hermana, no lo comprendía tan deplorable soy que prefería a Caitlin sobre mí, que puede saber ella de dolor lo que ella vivió es una menudencia a lo que yo pase, yo pensé que éramos las mejeros hermanas y amigas del mundo está bien acepto que me comporte un poquito mal pero tampoco es para tanto, esto es tu culpa Emiliano y por eso me las vas a pagar perdí mis ganas de amar desinteresadamente y mi hermana por tu culpa, por dejarme, como me dolió que me traicionaras por tu culpa me cerré al amor y me convertí en lo que soy una odiosa, que dejo de creer en el amor y ahora te apareces recordándome mi verdad esa a la que no le he contado a nadie, como me duele recordar lo felices que éramos en ese parque solos adorándonos.

Emiliano: clarisa desde que te conocí me he vuelto ciego, es tu culpa que no pueda ver otra luz que no sea la tuya, que no pueda ver otros labios, otros ojos, otro cuerpo, pero no me importa estaré a tu lado así no vuelva a ver al resto del mundo, no me importa porque me quedare con la mejor de las visiones tu lo mejor que me ha pasado en la vida- me beso y yo estaba totalmente derretida ante su encanto, me alegraba haber tomando esas clases de actuación y literatura por que conocí al mejor de los poetas y al mejor amor.

Clarisa: Emiliano no sabes cuánto te amo, me encantan las cosas que me dices- ambos reímos- eres un sueño.

Emiliano: no, soy real, pero sabes eso es lo que yo me pregunto cada vez que te tengo a mi lado y en cada sueño que tengo, si eres real, mi clarisa, mi amor- nos besamos y lo que sentía cada vez que Emiliano me besaba era indescriptible era la mejor de las sensaciones.

-pero esa felicidad se acabo unos meses después él me citó a nuestro lugar favorito una casita abandonada en el parque en donde pasamos unas cuantas noches saciando nuestra pasiones, deseos y sobre todo nuestro amor, acariciándonos y comiéndonos a besos Emiliano era el mejor de los bocadillos que una mujer enamorada podía con seguir, llegue a la casita y al entrar la vi decorada y a la luz de las velas pero no veía a el amor de mi vida hasta que sentí sus brazos rodeándome la cintura.

Emiliano: que te parece (espero que algún día me perdones te amo pero esta oportunidad no la puedo dejar pasar espero me entiendas)- me susurro al oído y yo voltee feliz.

Clarisa: espectacular como tus ojos color cielo en lo que me veo reflejada con amor- lo bese.

Emiliano: me fascina que te encante porque esto es para ti mi tesoro más preciado (te amo clarisa, te amo pero debo marcharme) 

Clarisa: mmm, que bien y que celebramos (de seguro el año que tenemos de novios)

Emiliano: cómo? no te acuerdas que hoy tenemos ya un año de querernos y amarnos tanto (mi clarisa tan inocente te voy a extrañar un mundo) – sonrió

-esa noche fue la mejor que pude haber tenido, la cena, “el postre” y que postre nunca me cansaba de amarlo, lo que no me esperaba era el día siguiente, desperté y Emiliano no estaba solo había una carta y una gardenia las tome me vestí y busque a Emiliano por todos lados pero no estaba lo llame y no respondió mi llamada ya vencida me senté y leí la carta.

La carta. 

-Mi clarisa si estás leyendo esta carta es porque la noche tan maravillosa que pasamos juntos ya se acabo y yo estoy lejos de ti, me hubiera encantado despertarte con besos y carisias pero si lo hubiera hecho no podría macharme y no me dejarías partir se que debes estar confundida y que de seguro me odiaras después de esto, pero te pido que no lo hagas, el odio es un sentimiento muy grotesco y baladí para una persona como tú, tú que no naciste para odiar, tú que solo naciste para amar y ser amada por eso te pido mi amor que no me odies y que me perdones. 

Un Simple Cambio No?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora