Días

Comienzos

23 de abril de 2001 Buenos Aires/Argentina.

Eran las 11 pm esa noche, no podría olvidarlo, mamá paso a darnos el beso de las buenas noches como todos los días, de paso prendió la radio muy bajita, lo suficiente como para tapar sus sollozos ahogados de siempre.

Esa noche fue la peor, recuerdo escuchar gritos y la voz de mi madre hundida en llanto pidiendo por favor que pare, si, otra vez él bebió de más y abuso de ella como un horrible animal.

La frustración que sentía era inexplicable, lo único que podía hacer era abrazar a mis hermanos con fuerzas y rogar que se termine pronto.

Los años pasaron, pero las agresiones nunca se detuvieron, decidimos mudarnos a Uruguay en busca de una mejor vida.

Por cierto, olvide presentarme mi nombre es Benjamín Rodriguez y en este momento de mi vida tengo 12 años.

El cambio fue muy grande en nuestras vidas, tanto para mí como para mis hermanos, en total somos 6.

El cambio de escuela y de barrio, estaba acostumbrado a otro ambiente. De todas formas hicimos el mayor esfuerzo por encajar. Debo admitir que me gustaba mucho la escuela y me consideraba un buen estudiante, aunque siempre con las travesuras de un pequeño de 12 años.

Los meses pasaban y nos encontrábamos hundidos en la pobreza, mi padre trabajaba en buenos aires y venia los fines de semana a dejarle dinero a mama, pero el cincuenta por ciento de las veces venia casi sin un peso ya que lo gastaba en alcohol.

Mi madre hacia lo posible por conseguir dinero para alimentarnos, hizo cajas y bolsas en casa, se puso a hacer almohadones para vender en la feria, pero hiciera lo que hiciera nunca era suficiente ya que éramos 6 bocas para alimentar.

Cansado de ver a mi mama así decidí hacer un gran esfuerzo y dejar la escuela para ponerme a juntar cartón y botellas en las calles de Montevideo.

Al comienzo era una lucha, cargar con ese gran carro y caminar tanto por unos míseros 300 o 400 pesos, pero al llegar a casa y ver a mis hermanos felices por tener un plato de comida, hacía que me diera cuenta que todo valía la pena. 

-Hola ma! - exclame dejando mi mochila en el suelo.

-Benja, tengo algo que decirte- dijo bajando la mirada como si estuviese avergonzada.- A tu padre lo despidieron del trabajo, volvió a llegar borracho y ya no lo soportaron mas.

Mis ojos empezaron a picar, sentía como se humedecían, pero no quería que ella me viera llorar.

-Tranquila, saldré en doble turno y trabajare sin parar pero a uste.. - un sonido contundente que venia desde fuera me interrumpió.

-Que te crees muy hombrecito? -Dijo mi padre tirando al suelo todas las cajas de cartón que había juntado esa mañana - Así no vas a llegar a nada, eres un fracasado y siempre lo seras.

-Jorge basta! - exclamó mi madre con los ojos húmedos.

Yo lo mire a los ojos con desprecio y lentamente me agache a juntar mis cajas.