¿Qué pasa que quieres ver lo mala que soy?

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¿Y si dejamos el desayuno para otro momento? le dijo mientras la miraba sugerente y levantaba una ceja de esa manera que solo ella sabía hacer y que desarmaba a todo el que tuviera en frente y más a Luisita... 

- ¿Qué pasa que quieres ver lo mala que soy? le contesta como retándola.

Amelia se limita a asentir sin dejar de mirarla con la cara sugerente, repite su levantamiento de cejas y le ofrece su mano, que Luisita toma sin dejar de mirarla con una sonrisita juguetona.

Y así, de la mano entran en la habitación. Esta vez, eso sí, cerrando la puerta detrás de ellas.

- Así que te has levantado juguetona eh? le dice Luisita a Amelia mientras la empuja sobre la cama. 

- En realidad no, me he levantado muuy tranquilita pero tú me has provocado diciéndome que puedes llegar a ser muy mala... -contesta mientras tira de ella para acabar las dos sobre la cama- 

-no lo crees? -le dice mientras se ríen-. 

- me muero por descubrir que sí...,me pone mucho imaginarte de malota... 

- te advierto que vas a sufrir un poquito... le dice mientras le muerde un lóbulo de la oreja. 

- mmm me gusta... quiero sufrir...

Luisita comienza a besarla con ganas, a acariciarle todo su cuerpo, mientras deja que Amelia haga lo mismo con ella, se desnudan mutuamente entre besos y caricias y de repente, Luisita se pone a horcajadas sobre Amelia quedándola inmovilizada debajo de ella y sujetándole las manos por encima de su cabeza. Amelia sonríe por ese cambio brusco de actitud en su chica. Quiere ver como la domina, está muy excitada. Luisita coge la camisa que acaba de quitarle Amelia y la usa para atar las muñecas de esta sobre su cabeza y ata el otro extremo al cabecero de la cama.

Se miran con lujuria, sonríen, la rubia pega su frente a la de Amelia, y después de mirarla con todo su deseo, la besa. Amelia responde al beso, mientras su cadera empieza a moverse sola. Luisita se aprieta contra ella, acaricia su cuerpo hasta llegar al pubis y detiene la mano, mirándola, sonriendo.

- ¿Quieres?

- Claro que quiero. Estoy deseándolo.

- Muy bien, quiero que disfrutes, quiero verte disfrutar y que te dejes hacer y sobre todo, no te impacientes. Vamos a jugar muy despacito.

Comienza a acariciarla por el interior de los muslos, con la yema de los dedos mientras le va besando el cuello y va descendiendo poco a poco, recorriendo todo el cuello hasta el hueco de su clavícula. Por su parte, Amelia se abre de piernas para ella, invitándola a dar un paso más, mientras sigue arqueando su cuerpo, necesita que la toque, necesita contacto. Luisita lo sabe, y quiere retrasar algo más ese momento. Vuelve a sus labios, la besa con pasión. Se coloca sobre ella, presiona con su muslo entre las piernas de Amelia, que deja escapar un gemido al sentir el contacto. Se vuelve a separar, vuelve a acariciarla suavemente, con los dedos, la cadera, el abdomen, baja, se detiene en su clítoris, no lo presiona demasiado, solo un ligero roce que hace que la morena se estremezca. Con su dedo corazón, va descendiendo con mucha ligereza, manteniendo el roce, puede notar la humedad de Amelia, siente una corriente de placer en todo su cuerpo. Mira a los ojos a Amelia, que le ruega con la mirada que siga, que le de un poco más. Decide hacerla caso, introduce su dedo, entra sin dificultad, casi es aspirado, deja entrar uno más, Amelia gime, Luisita con ella, continúa entrando y sacando sus dedos dentro de ella mientras disfruta de verla gemir de placer. De repente para.

- No, Luisita mi amor, no pares, sigue, sigue... 

- Shhh... no tan deprisa, poco a poco.

Vuelve a centrarse en su boca, la besa, le acaricia los pechos, baja hasta ellos, se detiene en sus pezones, los lame, los mordisquea, la morena se inquieta, gime. Luisita decide seguir bajando, dando besitos sutiles por todo el cuerpo, despacito, hasta que detiene la cabeza entre las piernas de su chica, comienza a besarle el interior de los muslos, los labios, saca la lengua, lame con mucha suavidad, Amelia se estremece, le pide más, Luisita obedece, aumenta la presión, se detiene en el clítoris un rato, Amelia no para de moverse, su cadera va sola, cada vez más deprisa, Luisita introduce la lengua en su vagina, Amelia grita, Luisita para, separándose de ella y retirándose. Amelia intenta retenerla cerrando las piernas y presionando su cabeza para que siga dentro de ella. Luisita sonríe y se ayuda de sus manos para abrir unas piernas que están temblando por lo que no se oponen demasiado. Vuelve a subir y se detiene en el ombligo, lo lame y sin separar la lengua del cuerpo de Amelia va hacia uno de sus pezones, se detiene y comienza a lamerlo sin dejar de pellizcar sin demasiada fuerza el otro. Amelia está completamente arqueada y jadea sin poder más. Luisita está cada vez más excitada de ver así a su chica, vuelve a pegarse bien a la morena abriéndo sus piernas y ejerciendo presión sobre su muslo, ella tampoco cree que pueda aguantar mucho más, está al límite, ver así a Amelia la está volviendo loca.

- Luisita por favor, no puedo más, no me tortures más. 

- ¿qué quieres? le decía mientras la besaba y jadeaba mientras restregaba su sexo desnudo sobre la pierna de Amelia que podía notar como se empapaba por la humedad de su amor.

-  uff... no aguanto más esto, de verdad... 

Lusita, siendo consciente de que ya la estaba llevando demasiado al límite- , contesta: 

- dime lo que quieres que te haga y te lo haré, -le decía mientras le comía la oreja- te lo prometo. 

- mmmm... quiero que me folles...

- pídemelo.

- Fóllame, fóllame ahora.

Ante su petición, la rubia se puso sobre la morena, le desató las manos y haciendo coincidir sus sexos, comenzó a moverse en círculos dejando caer todo su peso y presionándose sobre ella. Al instante de notar su roce, Amelia comenzó a gemir desesperadamente, mientras la apretaba con todas sus fuerzas contra ella, con miedo de que se volviera a separar, no podía soportar que parara ahora que la estaba sintiendo y la estaba matando de gusto. Luisita, se volvía loca de sentir a Amelia tan mojada, totalmente a su merced, bajo su control, ardiente de deseo... y con un ritmo cada vez más frenético, ambas comenzaron a emitiir gemidos de placer contenido, sonidos guturales sin control hasta que, mirándose a los ojos y al unísono, estallaron en un placentero y maravilloso orgasmo.

Aún con la respiración entrecortada, abrazadas, Luisita sobre Amelia, y temblando por lo que acababa de pasar, es Amelia la primera en hablar:

- Wow... Esto ha sido una auténtica pasada mi amor. 

- ¿Te ha gustado? le dice separándose un poco para mirarla. 

-Mucho. Muchísimo. Aunque... efectivamente has sido muy mala y me has hecho sufrir mucho. No podía aguantarlo más. 

-  Ya te dije que si me lo proponía podía serlo -le dice sonriendo-. Mmmm -dice mientras vuelve a apoyar su cabeza sobre su pecho-, no sabes lo que he disfrutado, ha sido brutal verte tan excitada. 

- Tú me provocas todo eso. Es increíble comprobar que pese a todo, nos seguimos entendiendo a la perfección en este tema y que podemos seguir sorprendiéndonos. Te quiero tanto...

- Y yo mi amor. Te amo y esta es la mejor manera que tengo de demostrártelo. Quiero seguir haciendo el amor contigo todos los días, de todas las maneras que nos apetezcan.

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