Las razones por las que eres perfecto.

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Sirius Black estaba bastante, sino totalmente seguro, de que sus dos primas menores le caían bastante mal.

Según su criterio, Bellatrix estaba sencillamente chiflada, opinión que los que la conocían compartían.
Y Narcisa no era cruel ni malvada como su hermana, pero era rotundamente tonta, según su primo. Se dedicaba a intentar imitar en todo a Bellatrix y era muy fácil hacerla llorar al tirarle de su largo cabello rubio. Como toda explicación cuando alguien le preguntaba porque le parecía que Narcisa era tonta, Sirius solía responder “—Es rubia.”, como si eso zanjase el asunto.

Andrómeda,  la mayor,  era harina de otro costal.
Quizá se debía a que tenía exactamente la misma edad que Sirius, pero siempre se habían llevado bien, desde que habían empezado a caminar, dando pasitos tambaleantes.

Ella no era tonta ni cruel, como sus hermanas menores. Era medianamente divertida, aunque siempre en la familia Black el bromista irreversible habia sido Sirius. Era la única que en Hogwarts le dirigía la palabra, ya que los demás miembros de la familia Black consideraban un deshonor que Sirius hubiera sido enviado a Gryffindor y lo ignoraban en los pasillos. Al chico no podía importarle menos, ya que la única Black Redimible era Andrómeda, que a pesar de estar en Slytherin, como una buena Black, seguía reuniéndose con el cuándo tenían un rato libre, en algún lugar neutral que no fueran las mazmorras ni la sala común de Gryffindor.

Incluso los bromistas amigos de Sirius, Peter, Remus y James, usualmente enemigos mortales de las serpientes, le tenían cierto respeto y la aceptaban por ser la prima de Canuto.

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Durante su sexto año, Sirius estaba harto de que le hablaran de amor.

Parecía que entre sus amigos habia llegado la primavera, ya que todos se quejaban incansablemente sobre alguna chica o chico. El chico Black jamás se habia enamorado, a pesar de que le gustaba tontear con algunas chicas, nunca llegando más allá de unos besos y escapaba de sus declaraciones de amor.

James casi desde el primer año que venía molestándolo con el asunto de Lily, pero ahora estaba más pesado que nunca, ya que decía, o más bien afirmaba segurísimo, que de alguna manera terminaría de estudiar en Hogwarts con la pelirroja como su novia. Sirius hubiera abandonado hacía mucho tiempo, pero James era perseverante, quizá demasiado.
Mientras, Peter tenía un amor imposible con una Hufflepuff y Andrómeda se quejaba de que no tenía novio…

El  único cuerdo, como siempre, era Remus, tan tranquilo y estudioso como siempre. Para el Black de ojos grises estar con él era como un oasis de paz después de soportar a sus demás amigos o a su prima quejándose. El hombre lobo se limitaba a sonreír divertido cuando escuchaba a los demás quejarse y cruzaba miradas divertidas con Sirius, que hacía dramáticas muecas, haciéndolo reír con su risa mansa.

Ese día Sirius decidió que Andrómeda, entre todos, merecía el premio a la más pesada, ya que llevaba exactamente veintisiete minutos dándole una perorata sobre lo sola que estaba, que quería un novio, ya que Narcisa, que solo estaba en segundo, ya tenía un flamante novio de cuarto año, el engreído e imbécil de Lucius Malfoy.

Después de que los veintisiete minutos, que Sirius contaba en su reloj para evitar dormirse, llegaran a treinta y cuatro, el chico la interrumpió en mitad de su charla.

—Yo te ayudare—Le propuso en un ataque de inspiración—. ¿Qué tal si te hago una cita?

— ¿Tu? —Pregunto Andrómeda, escéptica.

—Claro, conozco muchos chicos, de sexto y hasta de séptimo, podría conseguirte un flamante novio, como tú dices, para eclipsar a la parejita de rubios imbéciles. 

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