Londres... Lugar donde nació por primera vez, el espécimen que arruinaría a la humanidad.
Siempre se ha dicho que para destruir a alguien con poder, se necesita a alguien que tenga mucho más. Es allí, dónde solo el humano, busca destruir a su misma especie.
(..)
A altas horas de la noche, el vacío y el silencio que sentía, era espeluznante...
Las calles estaban desoladas y las casas en completa oscuridad... Todo de una forma tan tétrica, asemejandose a un cementerio.
Aunque muy fuera de la realidad no estaba.
El gobierno que actualmente se encuentra. Se encargó de llevar todo a una corrupción total... Dónde el que tiene más influencia, puede sobrevivir. Dónde el que tiene contactos, logra comer... Y dónde todo aquel que siga la ley, será recompensado. Y sino, decapitado.
Si eras parte del gobierno, si eras parte de la corrupción, entonces podías hacer lo que quisieras.
Ella solo era una parca.
Una creación hecha para eliminar lo que se le fuera ordenado.
Pero... Realmente solo es una fachada. Su sumisión solo se basa en mantener el orden y no perder la cordura, (si es que se le podría denominar de esta forma).
—¿Es necesario que se encargue de ellos? Me parece raro que el jefe la haya mandado solo para deshacerse de unos simples debiluchos como esos tipos...—Una camioneta blindada y mezclada entre la oscuridad, ya se aparcada con el motor apagado y con dos tripulantes a bordo.
Un chasquido de fastidio fue hecho por el piloto al escuchar a su compañero.
—Creo que aún no te han castigado lo suficiente. Aún sigues metiéndote dónde no te importa...— respondió de forma tosca haciendo encoger entre hombros a su compañero en su propio asiento.
El chico de cabello castaño, solo se sumergió en sus pensamientos para poder ignorar a su compañero el conductor de esa misión. Él solo quería saber, el porqué el jefe ordenó soltar a la "bestia" como solía llamarle él, en una cacería básica como en la que está justo ahora. Siempre la soltaba para hacer grandes trabajos y que involucrara una gran masacre en magnitud abismal. Pero... ¿Deshacerse de tres o cuatro tipos solo porque le intentaron robar a su jefe en un bar una triste faja de billetes que solo contenía 100$?.
Realmente estaba muy curioso al respecto. Sin embargo, pegó un fuerte brinco en su asiento y una mano fue colocado sobre su boca para evitar el grito que iba a ser expulsado. Un sonoro golpe dió en varias partes del auto inrrumpiendo el silencio en el que se habían sucumbido hace un momento.
Su mirada color miel, fue a parar rápidamente a la de su compañero piloto que al igual que él se encontraba sudando frío viendo lo que había caído sobre el vidrio delante de ellos.
Era un cuerpo... O casi uno.
Estaba tan triturado, magullado y a falta de algunas extremidades y órganos.
La mano fue retirada de su boca en el momento en el que una arcada, subió a su garganta e intentó salir.
—Creo que ya sabe que estamos aquí...
Susurró el conductor de forma pesada, casi como si hablar se hubiera vuelto una travesía gigante de lograr.
—De-debemos... ¿Debemos irnos?— La mirada miel de sus ojos se había vuelto tan intensa mirando la sangre correr por el vidrio como gotas de lluvia.
—Alan, dudo que puedas dar tres pasos cuando tu cuerpo esté de igual forma o peor. Si hubiera querido matarnos, solo hubiera hecho la camioneta una papilla con nosotros dentro—. El chico suspiró mientras se ponía el cinturón nuevamente, y miraba a su novato compañero.
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|•Demonio Sin Leyes✓•|
Random¿Desde cuándo soltar el pasado era tan duro? ¿Desde cuando vivir en el presente se volvió un travesía para el corazón? Rompe las cadenas que atan al ancla que te hunde en el abismo y nada a la superficie... el mundo aún te está esperando.