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El castaño estaba terminando de dar de comer a Manolo antes de que Vegetta fuera por el. Luzu tenía una misión que no podía postergar y se sentía mal dejando a sus mascotas solas así que las repartió entre sus amigos, dejando la mayoría a Alexby y Vegetta. Pero el más importante, Manolo, se iría a quedar con Vegetta y Lana se quedaría con Alexby.

Todos pensaban que estaba exagerando al encargar a sus mascotas pero el castaño sentía la obligación de hacerlo. Nadie entendía muy bien el motivo pero todos aceptaron.

Vegetta llegó por Manolo y entre lágrimas Luzu se despidió de el, Vegetta solo le reprochaba lo dramático que era.

— Te vas por 3 semanas, macho, no es para tanto — El castaño se limpió las lágrimas con las mangas de su sudadera

— Tienes razón Vegetoide, pero es que nunca he estado tan lejos de Karmaland — Volvían a escapar pequeñas lágrimas — Lo voy a extrañar.

—Venga, tío — Dijo Vegetta limpiando con un pulgar la lágrima que salía de Luzu — El pueblo no se va a mover de aquí — Luzu solo le sonrió de lado y asintió — Es una casualidad que la cena que llevo planeando meses coincida con tu ida

— Yo no planeo las misiones — Respondió Luzu subiendo los hombros

Los amigos hablaron un poco más, para después despedirse. Se verían en la noche para la cena.

Una vez Vegetta se fue con su mascota, Luzu volvió a su casa, el verla vacía, sin mascotas, de cierta manera le aliviaba y atemorizaba. Se iría de Karmaland pronto, más concretamente, mañana en la mañana.

Luzu solo se tumbó en la cama para dormir un poco, se sentía mucho más tranquilo de saber que sus mascotas y Lanita, se encontraban en un lugar seguro y donde los cuidarian.

Luzu no durmió en ese tiempo pero si le sirvió para descansar más de lo que había hecho en los últimos meses.
La hora de la cena se acercó y decidió cambiarse de ropa, tenían que ir formales, así que Luzu se comenzó a cambiar. A mitad de su labor se detuvo a observar su cuerpo en un espejo, estaba mucho más delgado, tenía las ojeras marcadas y en sus brazos había cicatrices de cortes. Una nueva aparecía cada que tenía una crisis.

Decidió no pensar en eso y se siguió arreglando. Después de todo esta era su última noche en Karmaland y se lo quería pasar bien.

Se puso su traje, salió de su casa  y comenzó a caminar hacia casa de Vegetta. Normalmente iría en Chocobo pero  también se los había dado a un amigo, concretamente a Auron, para que los cuidara.

Luzu siempre fue amable con todos desde el primer día y así se ha mantenido. Pero cansa a veces dar todo y que no te den nada. Luzu, al final sabía que sus amigos lo solían utilizar y tal vez no sería importante para ninguno.

Luzu paró en seco su recorrido a la casa de Vegetta porque sintió una lágrima recorrer su mejilla. Luzu no se sentía apreciado por nadie, se sentía solo y perdido. Sentía que su esencia ya no estaba con el y lo unico que quedaban eran fragmentos de lo que un día fue.

El castaño pensó en no ir a la fiesta, estaba a mitad del camino podía volver e irse de Karmaland antes de lo previsto. Después de todo, ¿para que iba?, Ninguno de sus amigos lo tomaba en serio, ni siquiera sabía si considerarlos amigos. Agito la cabeza en forma negativa, como queriendo sacar los pensamientos de esta.

— No, hoy no… — Se regañó mientras seguía caminando.

Sin embargo las ideas no paraban, mientras más se acercaba a la casa de Vegetta aumentaban los pensamientos negativos, la respiración de Luzu comenzó a ser más rápida, las manos le sudaban y temblaban. Ojala controlarte fuera tan fácil como pensarlo, ¿no?.
El camino de Luzu fue horrible, la ansiedad no se calmaba y fue más intensa en cuanto llegó al portón de la casa flotante.

Los pensamientos de huir estaban siento lo suficientemente fuertes para hacerlo, estuvo apunto de salir corriendo hacia su casa pero lo detuvo una voz.

— ¡Luzu! — Le gritó Alexby que lo vio llegar — Llegaste super tarde, hombre — No traía el casco lo cual era extraño en el. Alex le sonrió a Luzu.

Luzu se obligó a sonreír, no costaba trabajo realmente, le daban esas crisis todo el tiempo, cada vez era más difícil disimularlas pero aún se lograba un poco.

— No sabia que me tomabas el tiempo, Alexbitas — Paso el portón y ambos subieron a la casa flotante.

La reunión pasó de manera muy amena para todos. Menos para Luzu y sus pensamientos.

No sabe si la ansiedad lo hizo aislarse, o fueron sus amigos pero ahí estaba, en el patio de Vegetta, solo en un corral con Manolo y poniéndose ebrio. Entonces se dio cuenta que sobraba, no encaja en ningún grupo de ahí, todos estaban de puta madre con o sin el. Le daría el gane a sus pensamientos y si una de sus ideas tiene razón el resto también.

Otra vez Luzu sintió ganas de llorar, se mordió el labio lo más fuerte que pudo para evitarlo e hizo que este sangrara. Una vez más agitó su cabeza y como la ultima ocasión no funciono para nada. Necesitaba más alcohol, se levantó de su lugar en el pasto y sintió cómo el mundo se movió, estaba mucho más ebrio de lo que creía.

Camino al interior de la casa de Vegetta donde estaba el resto de héroes.

— ¡Luzu compañero! — Dijo el de ojos morados abrazando al castaño con un brazo, el olor a alcohol en su aliento delataba su estado — Ya te despediste de Manolo, ahora danos un poco de tiempo a nosotros — Así Vegetta lo llevó al comedor que tenía. Donde todos saludaron a Luzu con entusiasmo. Su amigo lo obligó a sentarse en una silla al lado de el.

Hablaban de recuerdos, misiones, metas, etc. Temas mundanos pero Luzu no tenía ganas de comentar nada, y cuando lo intentaba no lo dejaban hablar. “Nunca te han respetado”, soltó una voz en su cabeza y era cierto. Ni siendo buen vecino, ni siendo malo, jamás lo tomaban en serio, los demás solo lo veían como un puto bufón y se aprovechaban de él. Otro punto para sus ideas

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