M y J

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M era y es una chica inigualable. 

Su sonrisa decorada por metales no deja de ser preciosa.

Su largo pelo castaño cae por su espalda como una cascada sin fin.

Sus suaves gestos te hacen sentir en un lugar cálido, por mucho frío que tengas.

Su cuerpo irregular, estaba lleno de imperfecciones.

Sus muslos.

Su abdomen.

Su cara.

O eso decía ella,

alguien dijo alguna vez, te enamorarás de quien sus defectos te parezcan virtudes.

Y ya lo creo.

M ha sido la persona a la quien he entregado mi corazón 

y no me arrepiento de ello.

J era y es una chica inigualable.

Pero que sea inigualable, no es sinónimo de ser bueno.

Su sonrisa de dientes amarillos y encías marcadas, puede hacerte reír con sus locuras.

Su pelo moreno con destellos rubios, deseaba tener ese tono rojizo que tanto anhelaba.

Sus mejillas tienen los poros abiertos.

Su piel es seca y llena de impurezas.

Su cuerpo no era perfecto.

Ni se asemejaba a serlo.

Su abdomen no era plano.

Sus caderas enormes, la hacen sentir insegura.

Sus piernas con carne en abundancia, eran uno de los mayores temores a mostrar.

J, no es feliz.

J, duerme entre el roto llanto de su propia voz.

J, sufre cada vez que se mira al espejo.

No solo porque vea su cuerpo, 

su cara está cansada.

No tiene expresión alguna.

Da miedo mirarte al espejo como sino fueses tú la persona que te reflejas en él.

M, es muy ella.

J, no es ella.

M, es luz.

J, oscuridad.

Polos tan apuestos que es irresistible que no se atraigan.

M, le da la luz a J. 

Haciendo su vida dulce y divertida.

J, le proporciona oscuridad.

Dándole a ver un punto de la vida más sádico.

Tan trágico como un cuento de amor entre la luna y el sol,

es su amistad.



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