No estaba contenta,
se despertó llorando al ver el día en el calendario.
Tuvo que secarse las lágrimas corriendo y meter la cabeza entre las sábana al escuchar la puerta abrirse,
su madre estaba allí.
Por un momento, pensó que harían las paces.
La abrazaría y le susurraría lo mucho que la quería.
Pero como si de verdad estuviese dormida, ese sueño se esfumó,
al sentir el casto beso de ella en su mejilla
y las felicitaciones con voz seca.
Más por obligación que por otra cosa.
Su madre dio la vuelta y la dejó sola,
ella cogió el móvil y se dispuso a mirar todos esos mensajes diciendo que la querían.
Si tu familia no te apoya, tus amigos sí.
¿Verdad?
Desbloqueó la pantalla,
lo único que vio fueron las notificaciones de sus aplicaciones.
Un nudo se instaló en su estómago al ver que nadie le había dicho lo que quería escuchar.
Excepto, M.
Allí estaba ella con una larga carta que la hizo sollozar de nuevo,
más aún, cuando M puso a toda su familia a cantar 'Feliz cumpleaños'por ella.
Su corazón se estremeció en su pecho al escuchar las voces de los padres y familiares de M,
quienes eran una segunda familia para ella.
Guardó el audio en favoritos, escuchándolo en bucle.
Deseando que esa fuese su familia.
Más tarde, despertó de nuevo por culpa de los gritos provenientes del salón.
¿No podían sus padres excepcionar ese día?
¿Gritar mañana en vez de hoy?
La voz chillona de mamá se escuchaba por todo el salón,
quejándose de su hermana y de ella.
Para parar con las voces,
se levantó corriendo y fue directa al salón a recoger todo lo que su madre le dijo.
Su padre la miraba enfadado.
Papá siempre había sido de lo más importante para ella.
Su héroe, tan suave y cariñoso.
Ya no lo era tanto.
Al terminar, ella miró a su padre.
Esperando impaciente ese 'te quiero'.
'Te amaré sobre todas las cosas'.
'Feliz cumpleaños, cariño'.
O todas esas tonterías que a ella tanto le gustaban.
Este año no hubo nada de eso, él se marchó a su despacho.
Aunque antes de llegar a su destino,
pareció que su bombilla se iluminó.
Y retrocedió.
- Feliz cumpleaños.
No fue lo mismo, nada era igual este año.
Papá hizo el intento de abrazarla, ella no pudo responder.
Se quedó con los brazos en los costados.
Su mandíbula apretada, enfadada.
Lo único bueno de ese día eran las palabras dulces de su mejor amiga
y las risas que su hermana consiguió sacarle.
Al fin y al cabo,
ellas sí merecían todo en este mundo.
El día apenas comenzaba y ella ya estaba con ganas de irse a dormir.
Sus padres no habían parado de atormentarla las últimas semanas con su cumpleaños.
"¿Qué vas a querer de comer?"
"¿Qué regalos vas a querer?
"¿De qué sabor querrás la tarta?"
No quería ningún regalo que viniese de sus padres,
sólo quería fuesen felices de nuevo.
O al menos,
todo lo feliz que se puede volver a ser después de todo lo que había pasado.
Como si que sus padres le demostrasen su amor,
cambiase el vacío que sentía en su pecho.
Como si sus amigos pudiesen cambiar lo mal que se siente.
Como si alguna muestra de cariño cambiase lo que ahora era ella,
una mezcla de tristeza, ignorancia y soledad.
Qué ingenua eres, J.

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Oblivion
De TodoNo podrás cargar con esa sonrisa forzada por mucho más. Sigue hundiéndote, no vas a llegar nunca al final del todo. Algunas historias tristes, tienes un problema si te sientes identificado.