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Días antes de su muerte mis papás iban a el hospital a visitar a mi abuelo y me dejaban con mi hermana menor en casa,  nunca nos dejaron entrar por ser menores de catorce años, así que no lo pudimos ver nunca en el hospital.

La última vez que lo vi fue en su casa, muy mal y muy flaco, siendo honesta era flaco y alto pero la enfermedad es otro cuento y te cambia, te acaba y la vida se le estaba yendo o la vida se lo estaba llevando, duró 17 días en el hospital.

Un 16 de Agosto fui a piscina con mi hermana y otros amigos, llegamos a casa, mi mamá estaba en el hospital y mi papá estaba trabajando, en la tarde  recibí una llamada de mi mamá.

Sonó el teléfono y a pesar de tener diez años, yo entendía lo que estaba pasando, la voz de mi mamá estaba quebrantada, se notaba la tristeza en su saludo, con ese Hola...entendí todo.

Me dijo entre lágrimas contándome:

- hija el sacerdote vino a el hospital y confesó a el abuelo y le echó la bendición, está muy mal, conectado a un montón de aparatos, sabes que si se va descansaría de toda esta pesadilla.

- ¡NO! Mami NO, mi abuelo No

Entre llantos las dos colgamos, me fui de la casa a donde unas primas que vivían cerca de mi casa, les conté y lloramos, me aconsejaron y me distraí un rato.

Cuando estaba anocheciendo volví a casa, y vi a mi mamá que iba a buscarme llorando y cuando me vio me lo dijo todo con su llanto,

Fue simple:
- El abuelo se murió.

Lloramos, el ambiente era tristeza, todos en casa estábamos muy tristes, fuimos a el velorio, pero ustedes saben que lo más duro es el entierro.

Fueron unos meses de superación, y hasta hoy si lo mencionamos duele, mi abuela aún lo llora.

Te toca aprender a vivir con dolor a recordar bonito y aceptar que eso tiene que pasar, que se va a morir tu mamá, tu papá y toda tu familia así sea antes o después de ti.

LA VIDA ES UNA TRISTE REALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora