Y el Infierno lo siguio

Los lados de la Moneda

Esta Guerra del Grial tenía potencial, pero por el momento, era principalmente aburrida. Había explorado la mayor parte de la competencia, y aunque algunos eran un poco más interesantes que otros, la mayoría de ellos parecían presentar la promesa de una batalla que valiera la pena.

Lástima que su Maestro le había ordenado específicamente que no hiciera todo lo posible.

Lancer no era un hombre que hacía las cosas a la mitad. Nunca había dado un puñetazo al día en su vida, y nunca había sido particularmente tímido al recibir un golpe. La orden que ese bastardo había dado para luchar contra cada uno de los Servidores enemigos a su vez, pero no hasta la muerte, era una parodia. No, fue peor que eso. Un insulto. Ese arrogante Archer de rojo podría haber sido la pelea que había estado buscando, si se le hubiera permitido tenerla . Lancer disfrutó de una victoria fácil tanto como el siguiente jugador, pero las peleas en las que tú y el otro chico fueron igualados fueron el mejor tipo de pelea.

Saber era un imitador. Caster era cruel y poderoso, pero no particularmente interesante. Berserker era un monstruo, pero Lancer sabía cómo luchar de manera inteligente, y Gae Bolg nunca perdió el corazón. Había corrido cada batalla en su cabeza, y estaba bastante seguro de que podría ganar una pelea con cualquiera de ellos.

El problema, en este momento, era Asesino. Lancer a menudo se creía un hombre sin miedo, pero eso no era del todo cierto. Lancer se asustaba todo el tiempo, pero eso era parte de lo que significaba ser humano. El coraje no era si te asustabas o no; se trataba de cómo se trataba. Normalmente, una sonrisa condescendiente y una lengua afilada eran todo lo que necesitaba para mantenerlo a raya. La noche anterior, sin embargo, la vista de ese bruto y armadura corpulenta lo había llenado de un terror primario con el que no estaba familiarizado ni cómodo. Claro, se había retirado de las otras batallas, pero solo porque esas eran sus órdenes. Cuando Assassin vino a por él, había corrido con la cola entre las piernas. Eso picó su orgullo, una vez que se encontró lo suficientemente alejado de la situación como para verlo objetivamente. No pudo No confíes en ninguno de los otros Sirvientes para resolver ese problema por él. Todo se reduciría a una pelea, y tomaría todo lo que Lancer poseía para llegar a la cima.

Ahora, solo quedaba un nombre para tachar de su lista. Jinete. Kotomine no había creído conveniente darle a Lancer ningún detalle, pero parecía saber con cierta certeza quién era el Maestro. Una pequeña bola de grasa llamada Shinji Matou, un aspirante a mago con un chip del tamaño de Irlanda en su hombro. Como el sacerdote le había dado la propina, había estado sentado en la parte de atrás de un banco, con los pies en el banco. Su lanza se apoyó ociosamente contra su muslo. "¿Eso es todo?"

Kotomine había sonreído enigmáticamente. "Eso es todo lo que necesita saber para lograr su tarea. Su evaluación de sus habilidades será más precisa sin nociones preconcebidas que nublen su juicio".

Lancer estaba bastante seguro de que estaba jugando con él, y no le gustaba. "Muy bien, padre", dijo alegremente. "No es mi culpa si me azotan porque no querías que estuviera preparado".

Esa sonrisa irritante solo creció. "Oh, creo que eso no será un problema. Eres el Siervo más fuerte que existe, ¿no? No me asocio con los débiles o los cobardes".

Desde donde estaba posado actualmente, en lo alto de las ramas de un árbol viejo y moribundo, resopló en silencio. "Bastardo." Al final de la calle, había una vieja mansión de estilo occidental que estaba vigilando. La casa Matou, le habían dicho. Por lo que Kotomine había dicho, pensó a regañadientes, este chico Shinji era el tipo de persona que estaría demasiado emocionado para jugar con sus nuevos juguetes como para molestarse en tumbarse. Aún así, se mantuvo en guardia. Shinji podría ser un idiota, pero eso no significaba que su Siervo lo fuera.