Capitulo Primero

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Tras la victoria de Ooarai en las ligas profesionales, el conjunto de escuelas que participaron en el encuentro retomo a sus buques-escuela. A su rutina diaria, pero esta vez con una historia que marcaría el espíritu de convivencia entre las diferentes escuelas. La historia que será relatada a continuación, lo será desde el punto de vista de las tres chicas protagonistas de Pravda (Sin restar importancia a Ninna, pero ¿A quién le importa?).

El retorno al Instituto Pravda había transcurrido sin ningún contratiempo. Klara, Nonna y Katyusha regresaron al buque-escuela (Un portaaviones clase Kutnezov, posiblemente) en un vehículo característicamente soviético, que hacia honor al estilo del Instituto (quizá sea interesante saber, que Pravda significa Verdad en ruso). Como de costumbre, Katyusha durmió todo el trayecto, mientras Nonna y Klara, en dueto cantaban nanas en ruso para la comandante. La noche las cubrió bajo su manto estrellado cuando arribaron al portaaviones. El trasbordo no significo una interrupción del sueño de la comandante, y la verdad es que Nonna también se esforzaba para guardarlo.Sin embargo, una vez en las desiertas calles de Pravda, Katyusha fue tiernamente despertada por Nonna, la cual había besado delicadamente su frente. Klara dejó escapar una risa cómplice.

Nonna: La comandante despertó de su ensueño. Una lástima porque se veía adorable.

Klara: Sobre todo cuando babea, invita al debate sobre sus sueños.

Katyusha: ¡No soy adorable! ¡Y no babeo al dormir!

Ambas chicas sonrieron pícaramente en respuesta. El cielo estrellado observaba divertido la discusión acerca de la saliva de la comandante, y las tiernas burlas de las esbeltas chicas. Finalmente, el icónico trío decidió dirigirse a los dormitorios.

Klara (hablando en ruso): El encuentro me dejo exhausta, creo que tomare un baño...

Nonna (hablando en ruso): Tienes razón, fue agotador y ciertamente también estoy necesitando uno. Ademas, la comandante debe estar en necesidad de uno también.

Katyusha: ¡Les dije que hablaran en japonés! - gruño la comandante, que odiaba no entender a sus amigas cuando estas se expresaban en el idioma siberiano.

Nonna: Ya es tarde, debemos volver a los dormitorios. Hoy ha sido un día agotador. Sin embargo, la noche invita a caminar bajo su manto plateado, ¿No es así, Klara?

Klara: Da.

Katyusha: Si no hay más remedio...

Nonna subió a sus hombros a la pequeña Katyusha, como de costumbre, y junto con Klara emprendieron el camino hasta los dormitorios, por calles vacías y bajo el amparo de las estrellas, que miraban con envidia aquella inconsciente pareja. El aspecto edilicio de Pravda recordaba a las ciudades europeas de la Unión Soviética, con una arquitectura simple, confiable y que presentaba una interesante uniformidad. Predominaban los colores oscuros y rojizos, aunque algunas casas se permitían romper la atmósfera ochentera con estilos más japoneses y vistosos. Las calles se presentaban pulcras y los arboles parecían saludar a las chicas con los movimientos de sus hojas. Lo cierto es que el viento en alta mar era inquieto todo el tiempo. Mientras marchaban por las solitarias calles, recordaban con excitación el encuentro anterior. La confianza del principio, la pérdida de los mejores carros después.

La llegada al predio propio del Instituto coincidió con una bajada de temperatura relevante. Si bien Katyusha poseía una habitación propia, disfrutaba de la compañía de Klara y Nonna, quienes compartían la suya. Las tres chicas se dirigieron directamente a los baños (a estas horas vacíos), donde después de desvestirse se sumergieron en el agua caliente. Tras un rato, la pequeña comandante se durmió sobre los senos de Nonna, mientras ella acariciaba su pelo tiernamente.

Klara (hablando en ruso): Realmente pareces su madre. Hasta envidiaría la posición de la comandante.

Nonna (hablando en ruso): No es la primera vez que alguien supone eso.

Klara se acercó a Nonna, y se recostó en su hombro derecho.

Klara (hablando en ruso): ¿También hay caricias para mí? - Pregunto pícaramente mientras se ponía al nivel de Nonna.

Nonna dejo escapar una risa cómplice.

GUP: PRAVDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora