one-shot.

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El tigre de la Agencia llevaba alrededor de treinta minutos con la mirada bicolor puesta en su móvil. La angustia, mezclada con el más profundo de los temores, carcomía sus entrañas con cuidado, sin prisa. Atsushi era consciente de que había arriesgado demasiado con ese mensaje, pero su enamorado corazoncito no había podido sepultar el anhelo de pasar su primera Navidad en compañía de un ser querido.

Oye, Ryu, ¿te apetece que
quedemos esta tarde?
Entregado a las 16:00
Visto a las 16:01

El albino suspiró, ya habían pasado treinta minutos largos desde que su pareja había leído su invitación, y comprendía que la mafia no se podía permitir el lujo de concederle un día libre a sus miembros, ni siquiera en festivo, pero eso no apaciguaba la maraña de sentimientos que atormentaban su pecho.

—No sé, creí que esta vez sería diferente... —murmuró para sí mismo, enterrando el mentón en sus rodillas, sin despegar la vista del aparato.

Un sentimiento de duda atravesó su esófago, provocando que un par de lágrimas descendiesen por sus mejillas en completo silencio. Atsushi se sentía solo, solo y avergonzado, y era consciente de que no podía contactar con nadie para eliminar sus males, ya que parte de sus acciones iban conducidas por el egoísmo.

Se había hecho a la idea de que, ahora que la relación con el mafioso por fin se había hecho oficial, ambos empezarían a pasar más tiempo juntos, disfrutando de la compañía del otro. No obstante, y pese a haber forjado un vínculo superior, el trabajo consumía la mayoría del tiempo de ambos, y aunque Atsushi podía contar con el apoyo de sus superiores, sabía que la situación no era la misma para Akutagawa. Jamás había hablado con el azabache de ese tema, tenía miedo de causarle una mala impresión y que por fin se diese cuenta del enclenque que tenía como pareja, abandonándolo como hicieron sus progenitores en su día.

Volvió a sollozar, a la vez que escribía con un pulso inestable el segundo mensaje del día, con la aguada sustancia de sus párpados dificultando su tarea. Cuando comprobó que en sus palabras no había error ortográfico alguno, cerró los ojos y le dio al botón de enviar, lanzando el móvil lejos de sí hacia la otra esquina del sofá, sin querer leer de nuevo la no contestación de Akutagawa. Lloraba por lo egoísta que estaba siendo en esos momentos, por la ilusión que jamás debería haber sentido hacia aquella fecha que jamás supuso nada importante para él.

Nunca había llegado a comprender la figura de Santa Claus en su estancia en el orfanato, había oído hablar de él gracias a los otros niños, pero ninguno de los libros con los que se instruía contenía información sobre ese anciano amable, por lo que poco a poco terminó olvidándolo. Para él, la Navidad no era la oportunidad de que un completo desconocido te regalase algo con lo que seguramente jugarías dos veces y luego volverías a ignorar su existencia; no era una fecha buena por el simple hecho de no tener clases, como muchos otros jóvenes comentaban. Cuando le echaron del orfanato, la calidez de la Navidad era algo muy ajeno a él. Jamás había recibido una cena especial, ni siquiera se la dedicaban entre ellos, porque desconocían su significado. Fueron sus compañeros de la Agencia los que decidieron instruirle en lo empalagosa que podía ser la festividad, instruyendo al tigre a base de películas baratas que encargaban Ranpo y Yosano. Atsushi comprendió que, pese a darse en una época fría, la Navidad aguardaba todo un conjunto de sensaciones cálidas con las que te podías embriagar, acurrucarte en su refugio. Su nuevo sueño se convirtió en poder pasar aquella fecha en compañía de su nueva familia, pero sus planes se vieron frustrados cuando cierto hombre de cabellos oscuros como el carbón decidió adelantar puestos en el ranking de personas importantes, hasta que terminó convirtiéndose en el nombre que encabezaba dicha lista. Nakajima realmente esperaba poder pasar el día disfrutando de la compañía de Akutagawa, pero nuevamente la realidad se derrumbó sobre él, comprendiendo que aquellas alegres veladas que veía en las películas, no eran más que eso, ficción.

A WARMING CHRISTMAS  Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora