El sonido de mi alarma me despierta a las ocho de la mañana.
Me levanto de muy mala gana y me dirijo a la ducha para aplacar mi mal humor mañanero.
(Por si no lo había dicho, me llamo María, tengo 23 años y soy de Benalmádena.
Tengo una espacie de "relación" con un chico que se llama Alex.
Y digo 'especie de relación' porque lo único que hacemos es intercambiar fluidos cuando nos vemos. No sé si me entendéis.)
Tras mi relajante ducha, me pongo mi albornoz azul y voy a la cocina, donde oigo a mi amiga trastear en los cajones.
- ¡Buenos días! - digo gritando desde la puerta.
- De buenos no tienen nada. - dice sin ni siquiera girarse.
Mi amiga Olga y sus grandes problemas.
- ¿Que te ha pasado?
- ¿Que que me ha pasado? Que el gilipollas de Rodrigo me ha pedido espacio. - dice dándose la vuelta.- ¡Espacio! No me jodas.
Rodrigo es el novio por temporadas de mi amiga y he de decir que no es santo de mi devoción precisamente.
- Pues daselo, es más, dale todo el espacio que quiera y mas. - digo haciendo un gesto con la mano.
- No empieces. - dice riendo.
- No me cae bien y seguramente lo hará nunca.
- Pues yo le quiero, así que hoy voy a ir a comer con el para ver si puedo arreglar algo. - dice poniéndose los zapatos.
- Si, corre, no vaya a ser que te lo quiten. - digo irónicamente.
Pero lo único que recibo por respuesta es el sonido de la puerta al cerrarse.
Término de desayunar y me voy a mi habitación a terminar de vestirme.
Cuando he acabado me dirijo hacia mi trabajo, un chiringuito de playa.
He de decir que yo siempre he querido trabajar en una gran empresa de periodismo y dar entrevistas a personas importantes, pero estoy de camarera. No pasa nada, tengo esperanzas en mi.
Nada más llegar, sale a recibirme mi jefe.
- ¿Como se ha levantado hoy la alegría de la huerta?
- Pues bastante bien, para tu sorpresa. - digo riendo.
El suelta una carcajada y se va a la barra.
Tras seis horas de trabajo, por fin llega mi hora de irme.
Pienso en donde ir y una idea sobrevuela mi mente.
Alex, Alex, Alex...
Voy directamente al bar de su padre y veo a mi... ¿novio? sirviendo en la barra.
Me acerco a él y le digo:
- ¿Tienes mucho trabajo?
- Hola ¿eh? Y no, ahora mismo están todas las mesas servidas, tengo un ratito libre. - dice saliendo de detrás de la barra.
Lo cojo de la camiseta y sin ni siquiera hacer intento de disimular, me lo llevo al baño.
- ¡Joder! ¿Tantas ganas tienes? - dice desabrochandose el botón del vaquero.
- ¿Tu que crees? - le respondo ayudándole a bajarse los calzoncillos.
Y así, empezamos nuestras guerra particular, llena de besos, mordidas,embestidas y gemidos callados por nuestras bocas.
Un rato después, llegamos al éxtasis y caemos rendidos en los brazos del otro.
- Dios mío... te quiero. - dice sin aliento.
- Vámonos, anda. - digo subiendome los pantalones.
Salimos del baño una vez arreglados y me voy tras un corto beso y un 'ya te llamo' por mi parte.
Salgo a la calle y saco mi móvil del bolso.
Pongo música y comienzo a andar hacia mi casa.
Noto una mano en mi hombro y me giro.
¡Vaya! Que guapo es el chico. Moreno, barbita, musculoso.
A decir verdad, me suena bastante, pero no caigo...
- Perdón. - dice el chico. Que voz más bonita...
- Dime.
- Se te ha caído esto. - dice entregandome unas llaves.
- ¡Dios, menos mal! Muchísimas gracias, me habría quedado en la calle. - digo cogiendo mis llaves.
- No hay de que, guapa. - dice tocandome el hombro. - Por cierto, me llamo Pablo.
- Eh... encantada.
El chico misterioso, ahora llamado Pablo, suelta una carcajada.
Mi cara debe ser un poema porque en seguida me dice:
- Y... ¿tu eres? - pregunta sonriendo.
- María, soy María. - digo avergonzada.
- Encantado, María. - dice.- Bueno, me tengo que ir ya, espero que nos volvamos a ver en otra ocasión.
Yo sólo puedo asentir.
Pablo vuelve a sonreír y prosigue su camino.
Giro mi cabeza y sigo con la mirada su cuerpo alejándose.
En un momento gira su cara hacia mi y me sonríe.
Siento mi cuerpo arder.
'Espero que nos volvamos a ver en otra ocasión'
Yo si que lo espero, Pablo...
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Una noche de Mayo.
FanfictionHola, soy María, una chica de málaga con 24 años. Yo nunca he creído demasiado en el amor desde que un chico hizo que perdiera toda la confianza, tanto en mi misma como en todo lo que me rodea. Hasta que un día, llega a mi vida Pablo y hace que vuel...