Adelantada. Nerd. Superdotada.
Odio esas palabras. Antes era fácil ocultarlo, es más me esforzaba por estar dentro del promedio, pero ahora... bien, no podía seguir pasando por alguien "no muy inteligente" ya que iba en el auto de Scott, con mamá y un cachorro horrible y tembloroso el que nunca me atreví a llamar mío ¿Por qué? Bueno, el Chihuahueño me gruñía y temblaba cada vez que yo me acercaba, así que no, no era mío, como había sido el plan, además nunca me gustaron los perros, después de que uno me mordiera cuando era pequeña, aún tenía la marca sobre mi pierna derecha. Y bueno, mamá se había hecho cargo del horrible saco de pulgas para que Scott no se sintiera mal con su pequeño detalle.
Bien, volvamos a las tres primeras palabras, que se conectan con la incógnita de porque quede atrapada en el BMW último modelo de Scott.
Soy un súper genio. Si, ya saben, esas personas que hacen que las matemáticas coman de su mano como un pequeño gatito (dios, amaba los gatitos, y las matemáticas también).
Verán, tengo dos amigos, si, únicamente dos. Ellos son Meredith y Arnold. Mer es fantástica, con su look de chica Beatles y Arnold, bueno, lo único interesante de él era que sabía tocar la guitarra, solo un poco y no tan mal.
Se supone que ese día, después de las vacaciones de verano yo le diría:
− ¡Escuche una banda sensacional! Deberías practicar esta canción− y luego se la mostraría en mi celular.
Y el respondería:
− ¡Por Dios, mujer! No soy un prodigio de la música, eso es demasiado difícil.
Yo habría fruncido el ceño y replicado:
−Pero yo creo que puedes hacerlo, y mientras alguien crea en ti, siempre podrás.
Arnold habría soltado una carcajada:
−De acuerdo− habría dicho− ¿Cuántas películas de Disney viste en las vacaciones?
−Todas, absolutamente todas.
Y así debió haber sido. Pero no, esa mañana Arnold y Meredith habían ido a despedirme al aeropuerto. Dios, estaba hecha un mar de lágrimas, los tres llorábamos como Magdalenas, si, Arnold también, ya que éramos mejores amigos desde niños, él era como mi hermano.
−Prométeme que te cuidaras, y besaras muchos chicos ingleses lindos− dijo Meredith.
Yo asiento contra su pecho en medio de un sollozo. Ella sabía que yo no había tenido si quiera un primer beso, era por todo ese rol de no parecer especial frente a nadie. Los únicos que sabían de mi súper talento eran: Mamá, Meredith y a Arnold no le importaba.
Todo comenzó hace algunos meses, antes de las vacaciones de verano:
Estaba en clase de cálculo integral (Dios, amaba esa materia, pero odiaba al profesor). Me sentaba hasta la banca de atrás, junto con las chicas que tenían su cara llena de brillo labial y maquillaje barato. El profesor Obon, acomodo su ridículo peluquín, se rasco el trasero de una forma poco discreta, sorbió una gran cantidad de mocos y hablo:
− ¿Alguien tiene todas las respuestas correctas?− preguntó después de haber puesto los ejercicios para estudiar para el examen final.
Nadie levantó la mano. El señor, solterón, vivo con mi madre, Obon, gruñó y se dispuso a resolver todo en la pizarra de color blanco.
De mi otro lado, donde no estaban las chicas, había una ventana que daba directamente al jardín delantero de la escuela, donde, Arnold, acompañado de otros chicos que también se saltaban las clases, jugaban soccer. Meredith dibujaba cualquier cosa junto a las flores en su libreta de color amarillo. Esta era la cosa con nosotros: Arnold= súper estrella de Rock. Meredith= Chica hippie amo a todo el mundo. Yo= ¿Qué demonios es eso?

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Criaturas Nocturnas
ParanormalAmadea Polifeme. Gran nombre, lo sé. Odio los perros, amo los gatos. No es la gran cosa. Las cosas van bien, o por lo menos así estaban. Mi padrastro ha encontrado la manera perfecta de deshacerse de mí, la mosca en su avena. Me en...