Capítulo 2: El mundo fuera del espejo

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El mundo fuera del espejo

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El día que Kim Seokjin conoció a Kim Taehyung fue el día en el que salió de su casa sin haberse mirado en el espejo.

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Ese día, Seokjin no despertó con la alarma de las 8:00, lo cual era de esperar.

Tampoco despertó con la alarma de las 8:05, lo cual podría pasar si había trasnochado, pero no dejaba de ser extraño.

Mari decidió salir del espejo cuando eran las 8:45 y Seokjin aún no había salido de la habitación.

Saltando desde una altura aceptable —porque Seokjin era considerado y el espejo no estaba colgado tan alto —Mari aterrizó en sus dos pies descalzos y caminó hacia el baño.

Se dio una ducha, aunque ella no lo necesitara, peinó su cabello negro que llegaba hasta los hombros y entrelazó flores color azul que iban bien con el tono turquesa de su vestido.

Todo eso en menos de un minuto porque Mari podía hacer magia con el tiempo.

Silenciosamente caminó hacia la puerta cerrada de la habitación y tomando un largo suspiro, ella derribó la puerta con su pie.

Así, de una patada porque en la vida había que ser contundente.

—¡¡Kim Seokjin!! ¡¿Qué no piensas ir a trabajar?!

El cuerpo de Seokjin, totalmente acostumbrado al ruido, al estropicio y al desastre que Mari solía provocar de vez en cuando, apenas y se inmutó de que su puerta había sido lanzada al piso por cuarta vez esa misma semana y soltó un suave gruñido, enterrando su rostro aún más en el edredón.

—Mm... ¿Qué hora es?

—Son casi las 9.

—¡Demonios! —lanzándose hacia arriba, su cuerpo voló a una velocidad inhumana en dirección al baño, tomando la ropa de trabajo que siempre organizaba a un lado del escritorio.

—Tú no eres precisamente un ángel.

—¡Llegaré tarde de nuevo! La alarma ni siquiera sonó una vez.

Ah, juro que esta vez la dejé sonar.

Mari se quedó sentada con las piernas cruzadas sobre la cama, mirando a Jin correr de un lado al otro. A ella le parecía que no había problema con llegar tarde, de todas maneras, no era como si tuviese que cumplir ningún horario, él era su propio jefe.

Sin embargo, Jin era bastante autoexigente. Era estricto y era disciplinado hasta el punto de rayar en la ridiculez.

Jin trabajaba como asesor legal en una fundación para niños con enfermedades huérfanas, cobrando solo lo que pudieran pagar mientras todavía pudiese sobrevivir, y se pasaba noches enteras en vela armando casos en contra de hospitales y otras organizaciones para darle a los niños mejores servicios y pelear por mayor disponibilidad de recursos.

A Mari le parecía que eso era magia.

Pero, también, le parecía que era una especie de restricción autoimpuesta. Como si Jin quisiese dar todo de sí mismo hasta que ya no quedase nada.

Así que a veces Mari permitía que el reloj se cansara un poco, sin que Jin se diera cuenta, porque había magia en dormir unos minutos más.

No obstante, siempre eran solo minutos, o Jin de verdad se enojaría. Solo que existían ocasiones, como esta, en la que estaba tan cansado que unos minutos no eran suficientes y su cuerpo simplemente no respondía al sonido de la alarma.

Mari is a Lover | K. SJ-K.TH (Complete) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora