1

40 23 9
                                    

- ¿Que pasa Fernandito? - pregunta Leandra, mi Lala el amor de mi vida, la única dueña mi corazón.

- Nada tía, solo hablaba con Carlos un ratito - dice - Le estaba contando que me gusta una niña de mi curso - responde con naturalidad, algo gracioso para un niño de cinco años - Cosas de hombres, ya sabes.

- ¿Ah, sí? - ella finge sorpresa tratando sin éxito de ocultar una sonrisa - ¿Y porqué yo no sabía de esto? - dice manteniendo su hermosa sonrisa.

- Pues tía porque Carlos es hombre y sabe de estas cosas, seguro puede ayudarme - la certeza en su voz es natural de un niño de su edad que para ellos las cosas son o no lo son - Si pudo hacer que tu te enamoraras de él, entonces puede hacer que Cecilia también lo haga de mí - al escuchar eso la sonrisa de Lala se desvanece.

- ¡¿Pero que cosas dices?! - su horrorizado tono de voz me indica que Fernando está en lo cierto - Lo siento Carlos, no le hagas caso a lo que dice esté niño.

¿Como cree ella que no puedo prestar atención a ese comentario?. Los niños no mienten y lo eh comprobado de primera mano con sus mismos sobrinos. Además eso es exactamente lo que quería escuchar, si ella me ama no voy a rendirme ante cualquier oportunidad que tenga.

- Pero tía, si tu eres muy bonita, ¿Verdad Carlos? - me pregunta con inocencia, lo cual compruebo haciéndole un escaneo de cuerpo completo y puedo jurar que apareció un leve sonrojo en sus mejillas - Carlos ¿no te gustaría ser el novio de mi tía Lala? - su mirada esperanzada hace que quieras responder con un rotundo sí.

- A ver Fernando primero, Carlos ya tiene una novia y segundo esos no son temas que se traten con niños entrometidos como tú - le dice con certeza - Y ahora mismo se me va a jugar con Laura .

- Pero tía, aún no le he preguntado a Carlos que debo hacer para que Ceci me quiera.

- Otro día será, ahora se me va a jugar con Laura - lo despide con la mano pero antes de irse se acerca a mí.

- Carlos, mañana terminamos nuestra charla varonil ¿si?- me guiña el ojo.

- Tranquilo campeón - chocamos los puños en señal de despedida - Mañana será entonces.

- ¿Palabra de hombre? - pregunta.

- Palabra de hombre - aseguro porque sé que así tendré otra oportunidad de ver a Lala mañana.

- Solo piensalo Carlos, a mí si que me gustas como novio para mi tía - susurra para que solo yo pueda escucharlo - Ese tal Andrés no me agrada para nada - sale corriendo y se va a jugar con Laura.

Una vez que Lala y yo quedamos solos aprovecho la oportunidad para hablar con ella sin interrupciones. Luce hermosa con su cabello castaño suelto y ondulado, su piel morena contrasta a la perfección con el vestido azul Rey que lleva puesto; aunque admito que me causa un poco de celos que otros hombres la vean, me encantaría que se cubriera con el chal que tiene en sus manos .

- Lala, ¿podemos hablar? - pregunto - Solo serán unos segundos - se encuentra de espaldas a mí por lo que tomo su mano derecha para llamar su atención - Lala tus manos está en heladas - me asombra que no sé que hubiera cubierto; hace tanto frío.

Se vuelve hacia mí por lo que tomo sus manos y las cobro con las mías tratando de darle calor aprovechando la oportunidad para acortar la distancia entre los dos.

- No... no deberías hacer eso - dice - No creo que a tu novia le haga ninguna gracia, si de por si no le agrado para nada no me imagino si nos ve así - sus mejillas sonrojadas son como una invitación para abrazarla y mantenerla entre mis brazos .

- Con respecto a eso de mi novia yo...

- No tienes que darme explicaciones - me interrumpe de inmediato - Tú y yo no somos nada como me has dicho tantas veces - un estremecimiento recorre su cuerpo - Y con respecto a lo que dijo Fernando no deberías hacer caso, es solo un niños que escucho algo incorrecto en una conversación en la que no debía haber estado.

La observo atentamente, muy tímida baja su rostro avergonzada.

Un escalofrío recorre su cuerpo provocándole un leve estremecimiento por lo que me quito la chaqueta y la colocó sobre sus hombros. Vuelve a mirarme con incertidumbre esperando una explicación por mi parte así que proceda a dársela.

- No me mires así Lala - digo - Estas temblando y lo más lógico es que te cubras, además ese vestido que lleva es muy corto y escotado, no entiendo cómo es que se te ocurrió colocarte eso en una noche tan fría como está podrías resfriarte.

- Pues porque pensaba colocarme un abrigo para cuando enfriar a la noche - responde mostrando el chal tiene en la mano - Es solo que tú te adelantaste.

- No solo te lo coloque por esa razón - me acerco su oído para que solo ella me escuche - Tus pezones se transparentan a través del vestido muy sugerentemente y no quiero que nadie, además de mi persona, disfrute este paisaje.

Me mira con los ojos muy abiertos y las mejillas encendidas por la vergüenza. Tan hermosa.

- Tú... Tú eres un... desvergonzado, pobre de tí si tu novia se entera de esta conversación - dice - No me quiero imaginar su cara.

- Con respecto ese tema tengo...

- Ya te dije que... - coloco mi mano en su boca para que deje de hablar.

- A ver señorita es de mala educación interrumpir a las personas cuando están hablando - le digo - Sólo quería decirte que Claudia y yo ya no somos pareja, terminamos porque ella se dio cuenta de que me gusta alguien más ¿no tienes idea de quién pueda ser? - coloco mis manos en sus hombros para que así pueda contestar.

Corazón de piedra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora