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— Dijiste que estarías con el chico aquí a las 11, es casi medianoche, Hwiyoung. — sentía que con su mirada me aniquilaría en un santiamén.

— Perdone, Señor. El chico no salía a comprar y...

— ¡Y lo lograste o no! — me interrumpió y seguido tiró su vaso vacío de whisky al suelo, este se rompió en un estruendo. Su mirada de enojo me penetró por completo por tercera vez en menos de cinco minutos. Por primera vez tenía miedo de que pudiera hacerme algo, sé que Zuho es capaz de todo.

Su reprimenda hacia mí me hizo enojar aún más con el chico. Levanté la billetera del bailarín con mi mano izquierda, saqué la identificación, la miré y la puse sobre la mesita de centro.

— Yoo Tae Yang. Así se llama el chico, Señor. — terminé diciendo calmado tratando de tranquilizar mi corazón. Seguía con temor pero me mostraba firme y tranquilo. Él tomó la identificación y sonrió ampliamente mirando la fotografía con victoria y esa típica mirada de lujuria.

— Así que... Yoo Tae Yang, ¿estás listo para ser mío?— sonrió una vez más y me la regresó. Se paró detrás de mí y palmeó mi hombro. — Bien hecho, Hwiyoung. Ya sabes mañana que tienes que hacer. A las 9 PM ya lo quiero en la habitación. Ya puedes marcharte. — pasé saliva sin hacer ningún sonido, luego Zuho añadió. — Buenas noches, mi pequeño y fiel asistente.

Se rió victorioso y fue hacia su cama, se quitó la bata de la pijama y se estiró un poco. Debido a que duerme solo con un pantalón, sin ropa interior, cabe aclarar, pude ver su espalda, mordí mi labio inferior y luego hice una reverencia para marcharme.

He sido su asistente personal durante muchos años y mucho antes de lograr obtener el puesto que tengo, me fijé en lo apuesto que era gracias a una revista de mi hermana, estuve un año entero detrás suyo, siguiendo sus pasos, yendo a cada evento al que sabía que él iba a asistir, me cautivé totalmente al punto de que me gustara y demasiado. Quería ver si podía tener alguna oportunidad con él por lo que me preparé muy bien cuando anunció nuevamente la vacante para asistente personal y quedé seleccionado. Lo triste de toda mi historia es que nunca se ha fijado en mí como quiero que lo haga, he renunciado a él pero mi corazón no lo ha entendido a lo largo de tantos años a su lado y no puedo renunciar al trabajo o simplemente hacer que me echen, Zuho mandaría a alguien a matarme porque sé muchas cosas y debe asegurar su prestigio de alguna manera, de todas formas no es como si fuera a echarlo al agua con la policía en una situación en la que me incriminaría yo mismo. En fin, solo he ocultado mis sentimientos hasta el día de hoy.

Retomando nuevamente, apagué el celular del niñito y ya en mi habitación guardé las cosas de Taeyang en un cajón y me quite el saco del traje, me desabotoné la camisa y me la quité, seguidamente tomé un poco de whisky que tenía oculto en un cajón, tomé una ducha no sin antes activar la alarma a las 5 AM para empezar a trabajar, se venía un día horrible y largo.

Las pocas horas de sueño fueron interrumpidas por mi molesta alarma. Me desperté y lavé mi rostro, me vestí con otro traje, tomé el micrófono, mi teléfono y salí hacia el comedor. El desayuno estuvo agradable, hablamos un poco y nos reímos. Zuho llegó poco después pero el ambiente siguió agradable, no es el típico jefe malvado. Minutos después, me excusé para ir a ver al chico que lo más seguro no tardaría en despertar.

Entré y lo vi aún dormido pero ya se estaba removiendo. Me acerqué mientras ponía el micrófono en su lugar y lo encendía. Cuando por fin se sentó, intentó quitarse los lentes, tomé su muñeca para detenerlo.

— No hagas eso. Recibirás una descarga si lo intentas. — aflojó el brazo y lo solté. Ahora tocaba la cama y la pared.

— Dónde estoy, qué es esto.

— Si cooperas y pones de tu parte, quizá en tres días podrás ver la luz de un amanecer nuevamente.

— ¿Tres... días? — se quedó callado unos segundos y luego se apartó hacia la esquina abrazando sus piernas. — E-Estoy donde el violador de chicos, ¿Verdad?— su voz era temblorosa esta vez.

— Eres listo, Taeyang. Traeré tu desayuno, por favor come y como te dije antes: coopera. — me levanté de la cama yendo hacia la puerta. Su voz me detuvo.

— Eres astuto. Si es verdad que usas un micrófono para distorsionar tu voz. Gente asquerosa. ¡Malditos enfermos! — gritó esto último. Apreté mi puño resistiendo las ganas de golpear su rostro.

— ¿Crees que no quiero parar? — le dije mostrando mi enojo en mi voz pero conservando mi postura. — También ya quiero parar pero no creo que sea por ahora, no depende de mi. Solo come, quieres, y mantente callado o conseguirás quedarte aquí mucho tiempo. — salí azotando la puerta y asegurándola nuevamente.

Me enojé. Realmente me enojé pero me tranquilicé. "¡¿Cree que es divertido andar de criminal raptando chicos para que un sujeto guapo y poderoso los viole?!. Niño estúpido.", pensé.

Le llevaron el desayuno y juiciosamente se lo comió después de recibir la descarga eléctrica por no hacer caso a lo que le dije. Entendió rápido. Sabe que si coopera podrá ser libre pronto. En las horas de la tarde se le llevó el almuerzo y un pequeño refrigerio, el solo agradecía y lloraba en silencio después de comer abrazando sus piernas. Ya en la noche fui yo a la habitación, lo tome de la mano y lo puse de pie a las malas después de soltar la cadena.

— Se obediente y no causes problemas, el Señor te necesita ahora. — él empezó a forcejear y a negar.

— No me lleves allá, por favor no lo hagas. Ayúdame y te ayudaré a salir de todo esto. Por favor no, por favor no... — su desesperación se notaba en su voz.

— Lo siento. Yo solo sigo ordenes, me gusta vivir. Ahora, por favor, coopera.

Lo llevé por el pasillo y entré a la habitación de Zuho, aún faltaban tres minutos, ordené todo como le gusta: la cama bien ordenada con el juego de sábanas rojo oscuro, los sillones esponjados y los cojines en su lugar, suficiente whisky, sus vibradores y dildos, sus sogas y luz media. Miré la habitación una vez más, algo sí era seguro: definitivamente iba a haber sexo aquí dentro. Me giré al chico y lo senté en la orilla de la cama.

— No te muevas de ahí y deja de llorar, todo estará bien en cuanto cooperes.

Me fui dejando solo al chico quien se quedó quieto y a la espera de que acabara pronto lo que iban a hacer con él. A los pocos minutos llegó Zuho. Hice una reverencia y el solo palmeó mi hombro entrando a la habitación, bajé la mirada y me fije que ya tenía una notoria erección en su pantalón.

Zuho se acercó al chico y lo puso de pie tomándolo de la mano. Le acarició el rostro y los labios.

— Taeyang. Bienvenido. Espero disfrutes tanto como yo espero hacerlo. — susurró del lado derecho del cuello ajeno y tomó una mano del chico para ponerla sobre su erección. Taeyang solo pasó saliva sobresaltándose. — ¿Puedes sentir como me pones? Te haré mío y te encantará...

Se separó del chico y se quitó la ropa quedando desnudo completamente, la puso sobre uno de los sofás y se acercó de nuevo a él. Lo desvistió con gentileza para quedar en iguales condiciones y procedió a besarlo, como era de esperarse no hubo respuesta por parte de Taeyang. Zuho lo abofeteó con fuerza.

— Haz lo que quiero que hagas y obedece. Te irá mejor si nos ayudamos mutuamente. — dijo algo molesto para luego tomarle el rostro con una mano apretando sus mejillas haciendo una especie de O y besándolo a la fuerza usando la lengua esta vez. Ahora sí había respuesta por parte del chico acompañada de unas cuantas lágrimas silenciosas.

Sus manos se deslizaban por el cuerpo delgado de Taeyang acariciando cada centímetro, el chico solo gemía en voz baja pero no de placer, sino de desesperación. Zuho lanzó al chico a la cama y seguido se posó sobre él besándole el cuello con desesperación, mordiendo este y dando succiones bruscas. Taeyang intentaba quitárselo de encima, debido a su poca colaboración nuevamente, Zuho le apretó las muñecas llevando sus manos sobre su cabeza y mordiendo con más fuerza varios lugares del cuello de Taeyang.



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Su Asistente PersonalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora