Capítulo 4

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Yi Xing apuntaba con la flecha hacia un árbol, disparo. La flecha dio justo en la marca que había dejado.

—Mi Lord usted es impresionante.

—No exageres—Xing miró a su consejero y sonrió.

—No es una exageración, es la verdad.

Un sirviente se acercó a ambos hombres y antes de dirigir la palabra se inclino.

—Mi Lord, su madre lo busca.

Dicho esto Yí Xing entregó el arco a su consejero y fue en busca de su madre a sus aposentos.

Myeon observó a aquel hombre, el era al rey que tenía que asesinar, sintió un escalofríos. Aquel rey se veía tan noble y bueno. ¿Realmente sería capaz de matarlo?. Cuando no vio a nadie más se sentó recargandose en un árbol.

—¿Como se supone que lo haré?


—¿Dónde estabas?

—Buscando...

—¿Y que encontraste?

—Yo...vi al rey.

—¿Y porque no lo mataste? —Jong In alzó la voz. Esta vez Myeon no tuvo miedo y lo miró de forma seria.

—No estoy loco, tiene demasiados guardias a su alrededor.

Jong In estuvo apuntó de hablar nuevamente pero mejor calló, era mejor que Myeon no supiera que moriría de todas formas. Myeon jamás sería libre, y jamás tendría una vida.

—Está bien, tenemos que planear como lo derrocaremos, agradece que te estoy ayudando, no debería hacerlo.

—Lo sé —eso fue todo lo que dijo.

Al día siguiente Myeon regresó al lugar donde había visto al rey, pero este no estaba ahí, de hecho no había nadie alrededor; tal vez está sería su oportunidad de entrar a ese lugar o por lo menos ver la forma de hacerlo. Myeon se acercó tanto al palacio que podía ver y escuchar a todos los guardias y sirvientes que habitaban el lugar, Myeon se escabullo mientras observaba el lugar y trataba de no ser visto. Observó aquella gente trabajar con una sonrisa en su rostro, parecían servir a su rey con gran felicidad y orgullo, en un momento todos hicieron una reverencia pues su rey había salido al patio para dar un paseo como acostumbraba hacerlo.

Algo en Myeon lo hizo temblar, aquel hombre no sólo desbordaba gentileza, si no también era apuesto y tenía una sonrisa que podría hacer que olvidarás todos tus problemas. Myeon negó con la cabeza ante aquellos pensamientos, se supone que estaba en aquel lugar para matarlo no para ver su sonrisa, aunque fuese inevitable.

—¡¿Quién eres?!

Myeon giro la cabeza al ver a un guardia apuntarle con una flecha, este al ver el rostro de Myeon se alteró, sus ojos y su boca no eran normales. Myeon se cubrió inmediatamente la boca con la triste bufanda que portaba.

—Te hice una pregunta, ¿Quien eres, y que eres?

Myeon siguió sin musitar palabra alguna y bajo la mirada.

—Si no me dices juro que disparo —El arquero dio un par de pasos para apuntar mejor a su rival.

Myeon observaba a su alrededor para poder escapar sin tener que lastimar al guardia, pero no encontraba la forma. La cabeza de Myeon zimbro ante el golpe que había recibido y todo se volvió negro.

—¡Debemos matarlo alteza!

—¡No!, ni quiera sabemos quien es, además si fuera peligroso habría atacado a alguien y no lo hizo.

—A veces es demasiado bueno alteza.

Myeon despertó pero tardó unos segundos en recuperar por completo el conocimiento. Observó a su alrededor nuevamente estaba encerrado y encadenado, trato de liberarse pero fue inútil; las puertas de la choza se abrieron dejando ver al rey Zhang el cual lo miraba de forma compasiva y preocupada, Myeon trató nuevamente de liberarse, no quería morir, no ahora, solo quería ser libre, solo eso.

—Tranquilo, no te haré daño.

Myeon detuvo sus inútiles movimientos y observó al rey.

—Entonces déjame ir.

La voz de Myeon hizo que el rey Zhang sintiera un escalofríos por todo el cuerpo, su voz era tan grave y aterradora que si alguien más la escuchara saldría huyendo, pero ese no era su caso. Yi Xing se puso en cuclillas frente al ente y lo miró.

—Lo haré, pero primero dime, ¿Como te llamas?

—M...Myeon.

—Es un nombre inusual para alguien como tu—su mirada recorrió todo el cuerpo de aquel personaje.— ¿de dónde eres? Porque tu no perteneces a China, además tu acento me es familiar.

—Soy chino, pero fui criado en Corea, ahora dejame ir.

—Lo haré ya te lo dije, ¿que estabas haciendo detrás de mi palacio?

—Observaba.

—¿Ah si...?, ¿que observabas?

— A usted.

Yi Xing se sorprendió ante la sinceridad del contrario, aún así no demostró su sorpresa, observó aquellos ojos oscuros que parecían pedir ayuda a gritos, suplicaban compasión y comprensión, sin darse cuenta su mano fue hasta el rostro de aquel personaje, el cual trató de apartarse, Yi Xing noto el miedo que aquel ser emitía y bajo su mano reaccionando ante sus acciones.

—Te dejaré ir, pero estarás aquí un par de días.

Myeon no respondió, ya sabía que no lo liberarán y que lo asesinarian, así son los humanos, despiadados, mentirosos y sin alma. ¿Qué había hecho el para merecer esto?, ¿Que había hecho mal para merecer la muerte?. Myeon bajo la mirada deseando que alguien se apiadara de su alma y lo dejara ser libre.

—Te prometo que nadie te hará daño, tal vez luces como alguien malvado, pero veo que tienes miedo y eres bueno.

Myeon no respondió otra vez, Yi Xing se puso de pie y salió de la choza dejando a aquel ser que pedía ser libre.

—Los arquero están listos para asesinar a la bestia —dijo el consejero.

—Nadie hará nada.

—Pero su alteza...

—Pero nada, quiero que lo alimenten y que nadie se atreva a lastimarlo.

—Su alteza como consejero...

—Cómo consejero harás lo que ordenó.

Esas fueron las últimas palabras del rey Zhang, el cual se retiro dejando a su consejero con una expresión boquiabierta. El consejero hizo caso a las peticiones de su rey y llevó comida al ser que habitaba aquella choza, al entrar aventó la comida en el suelo.

—Puede que mi rey te perdone la vida, pero eso no quita que seas una bestia y un ser asqueroso —el consejero escupió sobre la comida y salió del lugar.

Myeon por su lado sólo suspiro, estaba más que acostumbrado al desprecio y el odio, ¿Porque todos le tenían y lo odiaban tanto?, no le había hecho daño a nadie para que lo odiaran tanto, además de que muchos años estuvo en cautiverio, no conocía lo que era la maldad, o la felicidad, no conocía el amor y al parecer jamás conocería esas emociones, su destino era morir y ser despreciado por todos.

The Evil (Sulay/LayHo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora