A ella le encantaba,
Provocar que todos la miraran.
Moviendo sus caderas a cada paso que daba.
Adoraba que la mirasen, adoraba mostrarse.
Su cabellera rubia, atada y trenzada con un inocente moño rosado,
La falda blanca, se levantaba con una pequeña brisa, dejando ver su ropa interior de niña.
Su blusa trasparente dejaba ver su sujetador de encaje rosado, que a él lo volvía desquiciado.
Le daba pequeñas lamidas inocentes a su chupetín rojo cereza,
Mientras que él se volvía una fiera.
Ella podría ser suya en la noche, y de nadie más.
Ella quería ser suya en la noche, y de nadie más.
Ella quería tener un poco de diversión
Mientras que el se enamoraba de ella en la noche, y la relacionaba con las constelaciones.
Su belleza era única y especial, y de nadie más.
Él brillaba como una divinidad,
Y ella caía rendida por más.
Uno, dos, tres inocentes besos le dejo de recuerdo en sus labios
Uno, dos, tres suspiros enamoradizos se escaparon de su boca.
Ella se recostó sobre su cuerpo, y dejo una hilera de besos en su pecho.
Él la miró y trato de descifrar que ocultaban aquellos grandes ojos,
Ella batió las pestañas, avergonzada, poniéndose colorada.
Alex sonrió, complacido y verdaderamente maravillado ante la belleza de Annabelle.
Se acercó a ella, y con delicadeza plantó un beso en su cabeza, haciéndola sentir piropeada.
Ella era una Lolita, muñequita adorada, princesita amada.