DI NO A LAS FRESAS
El viento batía con violencia las ventanas del cuarto de Sivir, pequeñas gotas de agua entraban dentro de su habitación y sonoros truenos se escuchaban por fuera.
Sivir seguía durmiendo sin ser consciente de una pequeña tormenta presente en el ambiente de la ciudad moderna. Ya había pasado un tiempo desde que amaneció y el clima estaba tan nublado como la mente de Sivir en sus sueños.
Hablando de sueños, mientras dormía plácidamente por la noche. Fue despertada cuatro veces en búsqueda de algo, no sabía exactamente el qué, pero sentía la falta de algo, eso tan solo fueron dos veces, las otras dos, escucho ruidos raros tras la puerta, un ruido de manijas extrañas. De todas formas el sueño que Sivir tenía era más potente que la curiosidad que le traía esos sonidos. No tardó mucho en volver a dormir.
Las frías corrientes que entraban por la ventana, comenzaba a mordear el ambiente de la habitación.
La incómoda sensación de frescor abundante sobre el cuerpo de La Morena era notable, pues tiritaba y se aferraba a la manta que le cubría. No tenía ganas de moverse, solo quería seguir durmiendo como un lirón en su cama, sin que nada la molestase en su profundo y dulce descanso. Pero no podía o no conseguía conciliar el sueño otra vez, sentía su cabeza ligera y su cuerpo renovado, con nuevas energías recorriendolo.
Tenía duda el saber si eran energías nuevas o solo una falsa sensación en su cuerpo para que se levantara de una vez.
Sivir no estaba del todo despierta, pero solo con lo que sentía, le costaba creer que fuese real, todo el esfuerzo del día anterior tirados al cubo de descanso en una sola noche. ¿Era fruto del dormir con la ventana abierta?
El aire la acariciaba durante la noche, le despejaba de su dolor acumulado, sobre todo en la cara, Sivir no se quería mover, tan solo seguir durmiendo para que el aire presente, le relaje los músculos. Ahora estaba casi renovada y con ganas de moverse, pero la pereza que tenía de salir de la cama era condenadamente grande.
La Morena de piel no tuvo más remedio que levantarse, se paró frente a la cama con dificultad y empezó a andar aturdida a la ventana, con mucho esfuerzo consiguió llegar a su destino, se apoyó al borde de la ventana y miró borroso el paisaje nublado de la ciudad.
Sentía que las fuerzas que antes la renovaban ahora se iban, tal como adivino antes; era un truco de su propio cuerpo para que se levantase.
Retrocedió pocos pasos atrás y se estiró soltando un largo bostezo.
La morena noto que toco sin querer las lámparas de su cuarto, se sorprendió al hacerlo, no recordaba que fuera tan alta, la última vez que se midió de altura fue hace tres meses atrás en una clínica junto a Lux que la acompañó al estar herida por escapar de un cliente muy cabreado. Ese día el médico le pidió hacer varias pruebas para comprobar su salud, La rubia se asustó al descubrir que la última vez que se hizo una prueba similar fue casi cuatro años atrás cuando la Shurimana aún era conocida como alguien de temor. Una de las pruebas era de la de altura y tanto Lux como Sivir se sorprendieron al descubrir la altura exacta de la celestina. Lux no tanto pues siempre que intentaba hablar con su amiga tenía que elevar la cabeza, lo mismo le pasaba con su novia que era un poco más o igual de alta que Sivir.
— Juraría que medía uno setenta ¿acaso he crecido? — Se preguntó pasando su mano por la cabeza.
Sivir escucho a alguien tocar a la puerta, caminó aturdida a la puerta, tomo el pomo pero en vez de girarlo, dejó caer su cabeza sobre la puerta entrando en trance mental otra vez.
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La pizza de la felicidad
RomanceSivir, Una Ex-Mercenaria, cambiada en su totalidad por por motivos desconocidos y ahora trabajando como repartidora de pizzas. Kai'sa, Una salvadora temporal que a venido desde lejos para poder ver a alguien muy especial para ella y así cambiar su d...