❥ LOVE ME now┋ lee minho + hwang hyunjin

chapitre deux

Había algo que la inquietaba completamente. Por más en que la superficie dónde se hallaba recostada fuera suave, y le otorgaba cierta calidez, ese algo que no le daba buena espina persistía.

Estaba cansada. Las piernas le dolían, sus párpados pesaban demasiado, y todo el resto de su cuerpo estaba en un estado de inmovilidad confusa. Se sentía terriblemente mal, y ese no era el único de los contras que la estaban atormentando.

Pues, el hecho de no recordar qué mierda había sucedido el día de ayer le estaba molestando. Y mucho.

Sabía que algo andaba mal, no era tonta. Lamentablemente, su memoria no quería cooperar para nada; ya que, al momento de intentar recordar, simplemente aparecían imágenes en negro, conversaciones vacías y una compañía que se mantenía en el anonimato constantemente. No tenía idea que pudo haber sucedido, y su cerebro tampoco le daba muchas pistas de dónde tirar.

Aunque se encontraba lo suficientemente despierta como para darse cuenta que aquella cómoda cama no era la suya, y mucho menos, ese olor que desprendía de ella.

Desconocía su paradero, y por más que quisiera abrir los ojos para darse una idea de dónde se encontraba, un fuerte dolor de cabeza surgía desde la parte de atrás de esta cada que intentaba hacer cualquier movimiento, dándole mareos y un pésimo malestar; por lo que los rayos de sol que ingresaban desde alguna ventana no la ayudaban ni un poquito. Por eso, decidió continuar con sus ojos cerrados. Esperando a que algún sonido apareciera para hacerla recordar...

No pasó.

Su respiración era regularmente lenta, permaneciendo tranquila mientras intentaba recomponerse con los segundos.

Era malditamente difícil. El sabor agrio de sus labios junto con sus pensamientos que no poseían claridad alguna, le daban una sensación de inseguridad que quizá simplemente se había borrado junto a todos los recuerdos de la noche anterior.

—Diablos —soltó adolorida cuando intento abrir sus ojos y sentarse sobre la superficie esponjosa. Tocó su rostro por acto reflejo sacándose todos los cabellos que tapaban su visión y que también la incomodaban.

Abrió sus ojos lentamente, moviendo su mirada alrededor de toda la habitación.

«¿Dónde rayos estoy?». Pensó.

Aquella fragancia que no era para nada desagradable estaba esparcida por todo el lugar, era varonil... Y algo inquietante.

Dándole a todo ese azulado espacio, un toque personal de la persona que dormía allí: Estaba todo ridículamente organizado.

Yerum respiro profundamente, intentando calmarse antes de suponer que había cometido una estupidez la noche anterior.

Porque sí, aquella solitaria habitación era claramente de un hombre.

Rápidamente sus ojos bajaron hacia su pecho al momento de darse cuenta mínimamente de la situación, solo para asegurarse de que aún continuara vestida, y en efecto así lo era.

Poseía un camisón de mangas largas que en definitiva no era suyo, simple, pero increíblemente grande para su delgado y pequeño cuerpo. También tenía puesta su ropa interior, y ese detalle le hizo sentir más aliviada.

Su vestimenta estaba tirada en el suelo, sus shorts y polera negra yacían dándole compañía a la alfombra...

Tragó saliva.

Sacó la pesada manta que cubría sus piernas y se sentó, decidiendo que sus pies tocaran el frío suelo. Apoyó sus manos en el borde del colchón aguantando la respiración. Viendo hacia cada lado; de verdad que no recordaba o se le hacía familiar aquella casa. Buscó con su mirada su teléfono, algo que en efecto no encontró por ningún lado.