❥ LOVE ME now┋ lee minho + hwang hyunjin

chapitre cuatre

—¿Es en serio? —cuestionó Aemy incrédula ante la actitud tan pacífica de su mejor amiga, quien ahora solamente le importaba hacer el trabajo que tenían asignado.

Lee Minho, su archienemigo, el diablo en persona, de quien estaba totalmente repudiada desde pequeños, se paseaba por el hogar de los Han como si nada.  Eso a la rubia le desconcertaba completamente, además de que Yerum no decía ni una puta palabra sobre él.

—¿Que sucede, Kim? —respondió a otra pregunta mientras movía el lápiz con agilidad en la hoja. La chica suspiró.

—¿Cómo que qué sucede? —Arrebató el artefacto que tenía tan distraía a la propietaria de la casa, ella la vió irritada—. Tu peor pesadilla está merodeando en tu propia casa como si fuera suya y me preguntas qué sucede, ¿en serio?

—Te recuerdo, Aemy, que además de ser mi peor pesadilla, es el mejor amigo de mi hermano. Y eso no lo puedo impedir —dijo, con una sonrisa molesta que borró enseguida.

Estaba molesta.

Molesta de ver a Hyunjin peleando con Minho de quién sabe qué, molesta de haber tenido los labios de Lee otra vez sobre los suyos, molesta de que las personas sigan creando rumores absurdos sobre su persona. Estaba muy molesta por absolutamente todo lo que había pasado en estos últimos días.

No iba a mentir diciendo que era una chica tranquila, con ocupaciones y mucho estudio del cual preocuparse. Que era correcta y educada, o que cada tipo que se le cruzaba era irrelevante en su existencia.

Porque no. No era así. 

Ella era alguien liberal, fría, pero liberal. No era fácil, porque estaba enamorada; no era difícil, porque le gustaba jugar sucio. Era más bien la peor jugada con la que te podías encontrar, y de la cual podías aprovecharte al mismo tiempo. 

Yerum estaba enamorada del menor desde hace años; pero a pesar de eso, nunca se impidió pensar que sus sentimientos nunca serían correspondidos, y tentar al fuego de quemarla, o a Dios por permitirle pecar por intentar algo con alguien que no era él. Sentía la miseria misma cada vez que veía al mismísimo Hwang de frente, tan apuesto, inteligente, varonil pero al mismo tiempo tan ciego como Adán ante los encantos de Eva disponiéndose a comer de la manzana más impura.

Lamentablemente, Yerum no tenía a ese Adán, en cambio, tenía la versión inocente y educada de él.

Hyunjin estaba ciego. No podía notar las reacciones que tenía ella sobre él, ni siquiera algo tan mínimo como su nerviosismo al roce tibio que le entregaba a veces. Estaba tan perdido entre sus propios pensamientos, que nunca dio a creer las verdades que habían comenzado a transcurrir por toda la escuela.

Estaba teniendo frente a sus propios ojos la verdad, pero en vez de eso, prefirió ignorarla.

Para Yerum, pensar en aquella desagradable ocasión que se le había otorgado para confesar sus sentimientos al chico solo le producía impotencia. Las palabras de él resonaban en su mente duramente pero de manera constante.

Pues, inconscientemente había dado a entenderle a la mayor que estaba completamente desinteresado en sus sentimientos.

—¿Hwang? —preguntó luego de unos segundos en silencio. Yerum la vio con los ojos vagos, pensativa, y sin entender— ¿Que no estaban ambos con tu hermano?

—Cuando fuí a callarlos estaban discutiendo —dijo con desgana.

Recordar que hace una hora, el amor de su vida estaba con los ojos vueltos en llama al entrar, le hacía interpretar que una vez más Minho la cagó. Como siempre.

—¿Quiénes?

—Hyunjin y el imbécil de Minho —respondió al instante. Aemy suspiró.

—¿Pasó algo? —La chica rubia conocía cualquier drama que se desarrollaba en la vida de su mejor amiga, y su curiosidad era más grande que estudiar.