III: Magnus en contra de la osadía.

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Pasó alrededor de una semana después del decimoctavo cumpleaños de la princesa Charlotte, como hijo del duque, tuve que asistir a varias reuniones sociales, ese día teníamos una pequeña reunión en el palacio del barón y la baronesa Rotenmeyer, mis padres también asistían, incluso vinimos en el mismo cabriolé.

Mi padre parecía de buen humor, incluso halagó mi avance ante mi proyecto con la zona sur, para mí, todo es gracias a él, me ha enseñado muchas cosas importantes y me convertí en lo que él está mirando en este momento.

ㅡSin duda, serás un gran rey para Athia, espero que su majestad piense lo mismo de ello.

Tengo la amistad de Nefisto en la palma de mi mano, tal vez poco interactivo, pero me gané su gran confianza.

Esa reunión se tornó agradable, quedarme en un rincón del palacio no era algo muy particular en mí, tal vez no tenga muchas ganas de charlar; sin embargo, no puedo negarles una conversación a los invitados, incluso me insistían en bailar con sus hijas, nunca niego ante sus insistencias, no importa si mis piernas duelen. El vizconde Reymond tuvo una pequeña conversación conmigo en la mesa.

ㅡHe oído que tienen avances positivos con respecto a la restauración de la zona sur ㅡ, me invitó a una copa de vino, no podía negar, tengo una buena reputación que mantener ante la sociedad.

ㅡNo ha oído mal, caballero.

ㅡEspero que mi hijo aprenda mucho de usted, joven Ivanov. ㅡAlzó la copa y la tanteó con un cubierto, llamando la atención de todos, incluso del barónㅡ. Si me lo permite, barón Rotenmeyer, quisiera hacer un brindis.

ㅡTiene mi permiso, vizconde Reymond ㅡdijo con una sonrisa en el rostro.

Todos los presentes que estaban sentados en la mesa del banquete alzaron sus copas.

ㅡBrindo por esta reunión, por el barón y la baronesa, también brindo por el joven Magnus Ivanov, futuro sol del reino de Athia, ¡salud, he dicho!

ㅡ¡Salud!

Todos brindamos, ser halagado constantemente era parte de mi labor como un Ivanov, se sentía bien ser reconocido entre amplios círculos sociales, los seres humanos nos gustan ser reconocidos por algo, sobre todo cuando conlleva a un esfuerzo.

ㅡTienen suerte de tener un hijo tan prodigioso, de seguro que será el mejor futuro que tendrá el reino de Athia ㅡcomentó la baronesa.

Tendré que partir y quedarme por unos días en la zona sur para poder verificar en que todo estuviese en orden, sobre todo con los botánicos que contraté y los caballeros que pedí a su majestad para que vigilaran los cargamentos que eran exportados, necesito frenar muchas cosas.

Después de la cena, me sentí un poco mareado, tal vez por tanto bailar ya que considero en que no bebí mucho vino en aquella noche. Me levanté de la mesa y agradecí ante los otros invitados y anuncié en que tomaría un poco de aire fresco.

Todos siguieron con la celebración ante mi ausencia, sentí un poco de calor, espero no verme sudoroso, sería reprochable en que el futuro rey tuviese una presencia tan desastrosa, no me había dado cuenta en que me llevé la copa en la que tenía el vino tinto por la mitad. Me quité uno de los guantes y observé atentamente mi mano, la palma está llena de cicatrices pequeñas que detesto tener, prefiero las que posee Joseph, me resultaban inevitablemente atractivas, tal vez porque se las hizo mientras entrenaba o tenía uno que otro accidente que solía parecer divertido al escucharlo, las mías son la consecuencia de haber querido sobrevivir. Al escuchar unos pasos cercanos, coloqué nuevamente mi guante.

Di un pequeño sorbo ante mi copa de vino, un hombre de aspecto informal se me había acercado, arqueé una ceja, el hombre me resulta atractivo físicamente, pero su mirada furibunda me hacía ver en que parecía tener un problema conmigo.

El villano quiere la corona (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora