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Estaba cegada por la luz del sol en mi rostro, una luz que creía me dejaría ciega por su intensidad.

Pero luego de eso apareció una luz tenue entre todo ese esplendor, una luz que tenía su propio brillo, pero no causaba escándalo.

Esa luz logró hacerme abrir los ojos, para poder admirarle bien.

Era tan diferente, tan encantadora y relajante que no podía dejar de verla.

Sentía que no podría quitar mis ojos de encima suyo, tal vez por un largo tiempo.

Se sentía cálida, no me cegaba pero tampoco se perdía, estaba ahí brillando a su manera.

Y no pude dejar de admirarle por mucho tiempo.

Era tu luz.

Tears.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora